La mejor Bienal de todas
Sevilla ha sido siempre una tierra de grandes entendidos, sabios y críticos, pero últimamente nada más que veo a pretendidos aficionados o fans con el botafumeiro. Opinan con una ligereza increíble de algo que desconocen.
Lo que está pasando en la Bienal con la crítica flamenca tiene una explicación muy sencilla. Se nos han ido las referencias y andamos, en general, como pollos sin cabeza. La organización estará contenta, y los artistas más todavía. Al parecer, en esta edición todo está saliendo de dulce y los profesionales han venido inspiradísimos. En Navidad van a llover las cajas de mantecados y fino de Jerez. Un día, el de mi primera boda, un cantaor me regaló una cafetera y cuando le puse un pero a un recital en una peña me la recordó. Como no la había estrenado, porque no soy cafetero, se la devolví. A Pedro el Granaíno lo ponen ya de “maestro de maestros”, y no le hacen ningún favor. Es un cantaor estupendo, y un gran copista –espero que no le siente mal esto, porque ser un buen copista es muy difícil–, pero no creo que haya alcanzado aún la categoría de maestro, y mucho menos de maestro de maestros.
«Vamos a ver, ¿hay alguien ahí medianamente sensato que sea capaz de argumentar por qué es un genio el Granaíno?»
Esto es de locos, sinceramente. Lo que han criticado a Pepe Marchena porque le decían el “maestro de maestros”, y él sí lo era. Era un genio, un maestro y fue referencia para varias generaciones de intérpretes del cante que siguieron su escuela. Es decir, Marchena fue un maestro y una referencia para otros maestros. Por ejemplo, para Juan Valderrama o la Niña de la Puebla. El mejor cantaor es el que a uno le gusta, y no caben discusiones. Si un crítico considera que tal o cual cantaor es un genio, que lo diga y punto. Pero que dejen opinar también a quienes puedan pensar que eso es una barbaridad. Y no se puede, es peligroso opinar porque te ponen a caer de un burro en las redes sociales, con insultos y descalificaciones de todos los colores. Me parecen una vergüenza los comentarios que estoy leyendo en las redes sociales sobre el Granaíno poniéndolo de “número uno”, “genio” o “maestro”. Esto solo demuestra la ignorancia que hay en general en la afición actual. Sevilla ha sido siempre una tierra de grandes entendidos, sabios y críticos, pero últimamente nada más que veo a pretendidos aficionados o fans con el botafumeiro. Opinan con una ligereza increíble de algo que desconocen. Vamos a ver, ¿hay alguien ahí medianamente sensato que sea capaz de argumentar por qué es un genio el Granaíno?