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La flamencura del ‘raro’ Cansinos

Se cumplen 90 años de la salida a la luz de ‘La copla andaluza’, la lúcida aproximación del gran escritor sevillano Rafael Cansinos Assens a los misterios de lo jondo. Un libro lleno de agudas intuiciones y escrito con el estilo único del autor de ‘La novela de un literato’.


Algunos le llamaban El Raro, y desde luego fue un ser humano extraordinario. Sevillano, primo de Rita Hayworth –nacida Margarita Cansinos–, dejó la capital hispalense a los 15 años para instalarse en Madrid, de donde ya no salió más que en cuatro ocasiones bien documentadas. Cultivó la poesía, la prosa, el periodismo y la traducción, atreviéndose con Las mil y una noches, partes del Talmud y el Corán, así como obras de Dostoievski, Goethe, Balzac y muchos otros, en un tiempo en que saber idiomas en España era algo insólito. Rafael Cansinos Assens (1882-1964) fue además el fundador del Ultraísmo, se codeó con los Machado, Juan Ramón y Rubén Darío, entre otros, y Borges lo consideró su maestro.

 

Si el año pasado el rescate de su obra mayor, la monumental Novela de un literato, supuso un acontecimiento para los lectores, no debería pasar desapercibido en este 2023 el 90º aniversario de La copla andaluza, que si bien no tan trascendental desde el punto de vista literario, supone una lectura deliciosa y reveladora para cualquier amante del flamenco. Aparecida por primera vez por entregas en 1933 en el periódico La Libertad, a modo de glosa crítica sobre un libro de los hermanos Pedro y Carlos Caba (Andalucía: su comunismo libertario y su cante jondo), la obra es una formidable indagación en el alma andaluza a través de su más característica forma de expresión.

 

Eso sí, Cansinos distingue muy ligeramente entre la copla escrita y la cantada, y de un modo todavía más ambiguo entre flamenco, cante jondo o copla andaluza. Pero se hace entender a la perfección, pues no se trata aquí tanto de formular un análisis científico del arte bajoandaluz por excelencia como de dibujar un paisaje humano, histórico y social en el que la copla “lo abarca todo, así el grito pasional como el aviso de la experiencia”.

 

 

«La copla nos revela el misterio de Andalucía, pero ella por sí misma es un misterio»

 

 

No obstante, la descripción que hace de las liturgias y modos de ejecutar el cante no deja lugar a dudas: el autor piensa en una música que el lector de hoy identifica claramente con el flamenco. Sus descripciones, veces colindantes con el tópico, se salvan de caer en él por la brillantez de estilo y el conocimiento de la materia que demuestra, a pesar de la distancia con que contempla su Andalucía natal: “El andaluz está hecho a perder; pero conserva, sin embargo, el gusto a perder, la pasión de la pérdida, como un jugador de buena ley (…) El arte lo salva de la adversidad del destino y le confiere la alegría de melificar con amargores (…) Y como es el dolor quien le abre las puertas de ese paraíso del arte, no es sino muy natural que el andaluz ame el dolor que obra tal milagro”.

 

Al tiempo que explora con ojo crítico la presencia del cante en fenómenos artísticos de su tiempo, como la pintura de Romero de Torres o el teatro de los Álvarez Quintero, Cansinos explica el modo en que el espíritu andaluz, con su pasado esplendoroso o doliente, con su mezcla de sangres, sus seculares abandonos y persecuciones, cristaliza en un arte de enorme exigencia, “de naturaleza tan delicada que no admite la medianía ni tampoco el genio no nacido para entonarla, y se venga del advenedizo y el osado quebrándose, deshaciéndose en su boca indigna, sangrando de la afrenta como las hostias de las leyendas de sacrilegio”.

 

El interés por el flamenco lleva a Cansinos, como no podía ser de otro modo, a preguntarse por una cuestión a la que todavía hoy seguimos dando vueltas, como es la de sus “problemáticos” orígenes. Ahí se explaya el polígrafo sevillano en las diversas teorías que todos los estudiosos han barajado, aunque de antemano advierte que “la copla nos revela el misterio de Andalucía; pero ella misma es un misterio”.

 

 

«El andaluz está hecho a perder, pero conserva sin embargo el gusto a perder, la pasión de la pérdida, como un jugador de buena ley (…) El arte lo salva de la adversidad del destino y le confiere la alegría de melificar con amargores (…) Y como es el dolor quien le abre las puertas de ese paraíso del arte, no es sino muy natural que el andaluz ame el dolor que obra tal milagro»

 

 

La ascendencia árabe, o más precisamente mora (“Ellos hicieron todo lo que no se sabe quién lo hizo”, escribe con guasa), como la tesis hebraica, son puestas en cuarentena. En cambio, señala al gitano como elemento fundacional a pesar de las muchas incógnitas que lo rodean, porque “desde el momento de su aparición, lo embrolla todo”. Junto a moriscos y sefardíes, pueblos hermanados por el hecho de haber sido perseguidos y por haber perdido “en alguna parte un imperio”, son los llamados a amasar “ese pan musical con dolor, de amargo regusto”.

 

Las páginas de La copla andaluza, que abordan también la dimensión religiosa y política del flamenco, están llenas de agudas intuiciones y de imágenes brillantes, escanciadas sin aspavientos, con un tono de pedagogía cómplice. Hasta qué punto fue Cansinos un aficionado, no es fácil determinarlo, aunque todo parece indicar que nunca pasó de simple curioso. “No era hombre de pasiones a largo plazo”, me comenta Alberto González Troyano, que preparó su obra crítica para la Diputación de Sevilla. “Era de hábitos muy regulares, de café a las seis de la tarde y a las diez en casa. No lo veo yo yendo a un tablao. Pero le gustaba hurgar en los orígenes de las cosas. Y todo lo que hacía, lo hacía bien”.

 

Imagen superior: Fundación Archivo Rafael Cansinos Assens

                   


Un pie en Cádiz y otro en Sevilla. Un cuarto de siglo de periodismo cultural, y contando. Por amor al arte, al fin del mundo.

2 COMMENTS
  • Andrés Raya 31 enero, 2023

    Tuve el enorme placer de editar esta obra de Cansinos Assens bajo la firma de «Ediciones Demófilo, S. A., anterior a la que hicieron en Sevilla.

  • Alejandro Luque 1 febrero, 2023

    Una obra muy necesaria de un autor imprescindible y, por desgracia, bastante olvidado por las instituciones.

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