El flamenco inclusivo a través del baile de Lola López
La bailaora de 55 años Lola López abandonó Barcelona por Sevilla para disfrutar de su pasión pese a tener poliomielitis gracias a la propuesta ‘Flamenco inclusivo’ del bailaor José Galán.
Foto: Alonso Morales / Eusa News
En ExpoFlamenco siempre hablamos del flamenco como un arte universal. Y lo es. Porque es un arte que traspasa fronteras y es para todo el mundo. Para Lola López, una bailaora de 55 años residente en Barcelona, ha sido su vía de escape. Así lo cuenta en un bello reportaje Ana Carrasco González para el periódico universitario de EUSA.
Lola López contrajo con solo seis meses de vida el virus de la poliomielitis, una enfermedad infecciosa que tras atacar la médula espinal provoca atrofia muscular y parálisis. A ella particularmente solo le afectó a una pierna, pero con cuarenta años vio cómo perdía movilidad en la segunda, lo que le obligaba a depender de una silla de ruedas para moverse.
Lejos de amilanarse ante las dificultades, Lola se introdujo en el mundo del baile flamenco. «Me apunté a una academia de baile. Cuando entré mi profesora no se creía que fuera su alumna, que era un error. Durante toda la clase sentí rechazos a la hora de bailar», explica la bailaora en el citado reportaje.
«Duele el rechazo», confiesa Lola. Pero a ella le basta con su silla de ruedas y su arte para transmitir todo el flamenco que lleva dentro. En 2017 –aún vivía en Barcelona– se enteró gracias a las redes sociales durante el Festival de Jerez de la iniciativa Flamenco inclusivo, ideada por el bailaor y pedagogo José Galán. No se lo pensó y se trasladó a Sevilla para comenzar sus clases.
«No cojeas ni tropiezas, no te caes sino que eres ágil», expresa Lola. La artista baila utilizando los frenos y girando las ruedas de su silla.
Desde 2018 reside en Sevilla y disfruta de sus clases flamencas. «No cojeas ni tropiezas, no te caes sino que eres ágil», expresa Lola. La artista baila utilizando los frenos y girando las ruedas de su silla, taconea y se mueve con elegancia demostrando que el flamenco va mucho más allá de las condiciones físicas.
«La realidad es que ha habido numerosos artistas en el pasado que han tenido diferentes discapacidades. Es el caso de la Niña de la Puebla, Enrique el Cojo… ¡tú imagínate al tener cojera, la dificultad de zapatear! Este era un artista que buscaba el equilibrio de otra manera y que desarrollaba más el tronco, los brazos, el caso es que el ‘tute’ en la adversidad te hace compensar por otro lado. Es muy interesante y por eso yo digo que la diversidad enriquece al flamenco y aporta nuevos puntos de vista. Eso es una realidad», explicaba el propio José Galán en una entrevista concedida para infomedula.org.
Durante tres años, José Galán ha impartido su taller de flamenco inclusivo en Sevilla. Ahora, gracias al respaldo de la Fundación Unicaja, lo realiza también en Cádiz hasta junio de 2020. Un proyecto destinado a personas con algún tipo de discapacidad, ya sea intelectual, física, sensorial o algún tipo de enfermedad mental.
En el taller la danza será toda una herramienta terapéutica que facilite el desarrollo de las capacidades físicas y psíquicas. Aspectos como la coordinación, el equilibrio o el ritmo a través de la música serán trabajados por el profesor. La actividad tratará de enseñar y transmitir el flamenco mediante la colocación corporal y manejo del ritmo, dando lugar también a la improvisación como expresión propia de cada persona, sin haber limitación alguna.
JUAN JOSÉ ACOSTA 10 diciembre, 2019
Otro discapacitado, para ver, en la otra disciplina del flamenco como es la guitarra fue Vicente El Granaíno.