Festival Flamenco Quitasueños: jondura obrera en Huelva
Y Huelva se cortó su mejor traje para darle la bienvenida al mes de junio. Huelva, la perla atlántica, reinaugura su Gran Teatro al compás de la sexta edición del Festival Flamenco Quitasueños.
La denominación «Quitasueños» para el evento que incluye el VI Festival Flamenco Ciudad de Huelva hace referencia a un lugar emblemático de flamenco en esta ciudad durante muchas décadas, ubicado en los aledaños de la pescadería vieja, justo en vertical al Muelle del Tinto (cargadero de mineral de la Rio Tinto Company Ltd., a orillas del río Odiel), donde llegaban los barcos con el pescao fresco al alba. A modo de taberna, el Quitasueños se convirtió en uno de los referentes del cante, cantaores y noctívagos en Huelva.
Hasta la quinta edición se venía celebrando en los primeros días de octubre. Con buen criterio, el festival, promovido por el Ayuntamiento, ha cambiado su fecha a la primavera, siendo los días 1 a 6 de junio los elegidos para su celebración. El festival cuenta con tres sedes: la céntrica Plaza de las Monjas, el Gran Teatro (corazón cultural de la ciudad) y una singular plaza en el interior del Barrio Reina Victoria (Barrio Obrero), legado directo de la Huelva Británica. Esta última sede, elegida por la extinta Unión Local de Peñas de Huelva durante la segunda mitad de la primera década del siglo XXI, fue el germen del actual festival, ahora bajo la batuta de la Concejalía de Cultura del consistorio onubense.
«José Valencia ha demostrado por qué sigue creciendo como cantaor y como artista. Una apuesta arriesgada. Una hora de cante ininterrumpido»
Los días 1, 2 y 3 de junio, la Plaza de las Monjas recogió la muestra de peñas flamencas, donde los cuadros de cantes de aficionados/as de estas entidades han dado buena cuenta de la labor que viene desarrollando desde hace décadas. Aficionados veteranos, así como escuelas de las peñas, mostraron su fortaleza y su entrega durante estos días. Es destacable la actuación del cuadro Vive Alosno, portador de las esencias antropológicas del cante de esa localidad –cuna indiscutible del fandango– y de las distintas raíces que dan belleza y esplendor a la historia e historigrafía del cante autóctono de Huelva y provincia.
Cuatro han sido los espectáculos presentados en el Gran Teatro. El primero de ellos, que sirvió como acto de reapertura del citado espacio, fue la apuesta presentada por el cantaor onubense Jeromo Segura, La vida contada y cantada del Genio Paco Toronjo. En él, con la colaboración del crítico Ramón Arroyo, las guitarras de Manuel de La Luz y Paco Cruzado, así como las sonatas alosneras de Ramón Jesús Díaz, José del Laúd, Pepe Carreras y Pedro Julián, Jeromo nos recuerda vivencias de Paco Toronjo en el añejo programa de RTVE Raíces y la entrevista que en los años 90 del siglo XX realizó Jesús Quintero al cantaor por las calles de Alosno. Jeromo nos introduce en este homenaje y recuerdo del alosnero univeral, llevando su fandango por bandera. Sin duda, un trabajo valiente de un, ya, más que experimentado artista.
Interacción ha sido el espectáculo presentado por el lebrijano David Peña Dorantes. Flamenco desde la perspectiva de un músico cuyas raíces familiares y personales, enclavadas en el flamenco más hondo, van construyendo música para distintas sensibilidades. Acompañado por la percusión de Isidro Suárez, el cante de Rafael de Utrera y el baile de la sevillana Pastora Galván, Dorantes conectó con un público entregado a la interacción propuesta.
El tercer acto, presentado en el Gran Teatro, ha sido la Gran Final del XLII Concurso Infantil de Fandangos de Huelva, organizado por la Peña Flamenca La Orden. La entidad onubense lleva más de cuatro décadas promoviendo este evento. De dicho concurso han salido voces tan conocidas como la de Arcángel. Enorme la labor de esta peña flamenca, quien aglutinando niños menores de 18 años de toda la geografía onubense, año tras año, hace una defensa total del fandango. Altísimo el nivel exhibido por los niños y niñas de distintas escuelas de cantes. El máximo galardón fue adjudicado a Consolación Haldón Campos (13 años) de la escuela de Manolo Sierra.
«Todos y cada uno de los espectáculos del Festival Flamenco Quitasueños han contado con un lleno total, a pesar de las circunstancias en las que convivimos»
Como artista invitada al acto, se contó con la palaciega Reyes Carrasco, quien a sus quince años ya se muestra como una artista a tener en cuenta en futuro próximo. Demostró valentía y flamencura sobre el escenario.
Juan Carlos Romero y Carmen Linares pusieron el broche de oro al festival. El guitarrista onubense presentó su espectáculo Entre manos. Romero nos introdujo en ese mundo entre la sensibilidad y la magia de ciertos momentos recordando la esencia de dónde se viene y por qué se hace música. «Yo no hago música para vender discos. Hago música para que sea buena música». Quienes lo conocemos y valoramos su incansable labor artística, sabemos que de sus manos salen y seguirán saliendo notas musicales en forma de pellizco flamenco.
Carmen Linares, acompañada por la guitarra de Salvador Gutierrez y Eduardo Espín, nos traía su habitual repertorio de la antología de la mujer en el Flamenco, y el homenaje a poetas como Miguel Hernández, Juan Ramón Jiménez y García Lorca. En su habitual forma, la cantaora jienense dejó su eco veterano en la noche onubense.
El espacio del Barrio Obrero fue el protagonista del viernes 4 y el sábado 5. Abría Lole Montoya con la guitarra de José Acedo. Inconfundible el eco de la sevillana, quien nos transportó a sus comienzos con Todo es de color y Un cuento para mi niño. Voz y eco inconfundibles, bien acompañada por Acedo, se guardó una última carta al recordar los sones canasteros y de su madre Antonia La Negra. Seguidamente, Huelva entregaba su corazón a Vicente Redondo El Pecas. Pecas, legatario universal de esa Huelva de Quitasueños, no solo venía con ganas de agradar, sino de darle a Huelva su corazón y sus formas. En su cante, la Huelva de siempre. La que desde niño vivió y le hizo cantaor en mayúsculas. Arropado por las guitarras de Francis Gómez y Paco Cruzado, así como el compás de los Mellis y Petete, Vicente El Pecas nos hizo un recorrido por cantes y cantaores que marcaron y marcan su formación. Se acordó de Antonio García El Brujo y de Antonio Castillo El Muela, además de hacer letras propias. Excepcional la soleá por bulerías al baile de Petete.
«El baile de Jesús Carmona estremeció más de un corazón y el duende se posó en el escenario del barrio de origen inglés de la capital onubense»
El sábado 5 se recibía a La Fabi y el espectáculo The Game de José Valencia, Juan Requena y Jesús Carmona. La cantoara gaditana infundió todo su poderío y su saber. Muy bien en el cante de soleá por bulerías. Sobrada de facultades y muy valiente en la ejecución.
Especial mención merece la que sin duda ha sido la actuación del festival. José Valencia ha demostrado por qué sigue creciendo como cantaor y como artista. Una apuesta arriesgada. Una hora de cante ininterrumpido. Gama de cantes que van desde la granaina y el pregón a los cantes festeros y por soleá, pasando por la guajira y el fandango, entre otros. La rítmica y el compás jamás estuvieron ausentes, y las facultades del cantaor de Lebrija, tanto en lo íntimamente flamenco como en la melodía musical, toman una dimensión casi de cum laude. El baile de Jesús Carmona estremeció más de un corazón y el duende se posó en el escenario del barrio de origen inglés de la capital onubense.
Enorme satisfacción el hecho de que todos y cada uno de los espectáculos han contado con un lleno total, a pesar de las circunstancias en las que convivimos.
Imagen superior: The Game, con Jesús Carmona, José Valencia y Juan Requena. Festival Quitasueños. Foto: Alberto Díaz