La segunda edición del Festival Bierzo Al Toque, celebrada entre los días 25 y 28 de julio en Ponferrada, León, ha ido más allá de un festival al uso. Los allí presentes, y a modo de convivencia, tanto artistas, periodistas, mánagers, productores, etc., nos recordaron esta iniciativa a los inicios de Flamenco On Fire y que el mismo director, Miguel Morán, era el que llevaba las riendas en el festival que desde 2013 alberga la capital navarra, y que hasta el 2020 pasó a manos de Arturo Fernández. Desde entonces, Morán empezó a darle vueltas para crear de nuevo una propuesta que tuviera el mismo o parecido espíritu que dejó en Pamplona. En este caso lo ha llevado al lugar donde le vio nacer y crecer, y que en un principio parece inhóspito para el flamenco, ya que allí la afición es casi inexistente. Esto parece que pasa a segundo plano, ya que la firma de Morán en la zona es paralela a la de realizar un proyecto que le va a dar cobertura a este lugar que está ubicado entre Orense y León. El cierre de las minas de carbón hace varias décadas le ha dado cierta depresión a la zona y con ello una huida de una gran parte de la población a ciudades más prósperas. No obstante, a mediados de los años dos mil se le dio un empuje cultural y artístico a la zona. En este caso se rehabilita una antigua central térmica para uso exclusivamente cultural. Y ha sido aquí donde se ha centrado toda la programación del novísimo Festival Bierzo Al Toque. Un festival que va a dar mucho que hablar en estos años venideros a la afición flamenca.
Entre los días 25 y 28 de julio se dio cabida en la Térmica Cultural a toda la serie de propuestas que a propi el cartel sostuvo durante estos días: conferencias, presentación de libro, exposiciones, cata de vinos de la zona berciana, talleres y actuaciones. La exposición de fotografía de Ana Palma se inauguró el primer día, el jueves 25. Una propuesta de imágenes que estuvo durante todo los días en el hall de la propia antigua central térmica, obteniendo un éxito absoluto. Sus imágenes en blanco y negro y de formato mediano reflejaban la actitud de los artista retratados en el directo. Casi todos y todas los artistas del momento y de distintas disciplinas se dieron cita en esta exposición, que muestra la esencia de nuestro arte flamenco. Este, nuestro arte, que desborda lo racional para adentrar al que disfruta y mira la imagen en lo más hondo de las emociones. Ana Palma, siempre presente. Una militante de la imagen flamenca.
Cada uno de los días, al mediodía, había una cata de vino sobre los riquísimos caldos de El Bierzo. Una denominación de origen que está despegando con fuerza y firmeza ante el complicado y selecto mundo de la enología. Una cata que cada jornada se acompañaba de los vinicultores concretos que producían los caldos que saboreamos bajo la influencia de la música flamenca. Un privilegio poder escuchar a nombres del mundo del vino de la talla de Raúl Pérez, entre otros.
Esta segunda edición ha estado dedicada a dos grandes artistas y personas que han aportado al propio flamenco conceptos teóricos antes no conquistados y fórmulas musicales abriéndose al universo de la guitarra flamenca: José María Velázquez-Gaztelu y Pepe Habichuela. Ellos, junto a Arcángel, este a modo de «embajador», fueron los maestros de ceremonia de todas y cada una de las actividades paralelas que se concentraron en la propia Térmica Cultural. Fue a las 19 h de este primer día cuando disfrutamos de una charla-coloquio a tres bandas entre del cantaor onubense Arcángel, el poeta y periodista flamenco José María Velázquez-Gaztelu y el maestro de la guitarra Pepe Habichuela. Una charla distendida, en la que Arcángel cumplió el papel de hilo conductor frente a dos maestros de la talla de Velázquez-Gaztelu y Pepe Habichuela.
Fue por la noche cuando se disfrutaba de la música en su término más amplio. Conciertos y recitales, con el cartel de sold out colgado a diario. 1.300 personas se congregaron en cada jornada. Una manera de acercar el flamenco a un público no acostumbrado a que se deje ver o escuchar este universo musical por estas tierras. El año pasado fue todo completamente gratuito. Este año, por cinco euros cada día, tuvimos ocasión de disfrutar del flamenco de primer orden.
Quedaron inaugurados esa noche los conciertos en la sala dedicada para tal enmienda con el espectáculo De tal Palo. Con José del Tomate a la guitarra y Santiago a la segunda. José Maya al baile y El Bola al cante. Ahí es nada. Aunque tuviera formato para tablao, la propuesta nos dio más de lo esperado. Con estos artistas detrás, cualquier cosa que les llegue a sus manos lo convierten en oro. Gitanos llenos de contemporaneidad y guiños al jazz. Ahí vimos de dónde venía José del Tomate. La segunda parte de la programación y última del primer día del Festival Bierzo Al Toque, y como concepto de directo, corrió de la mano del flamenco de moda, Israel Fernández, junto a su escudero Diego del Morao. Un efecto sociológico dentro de la mitomanía, en la que estos años atrás están arrastrando nuevos aficionados a cuenta de cómo el de Toledo aborda el cante. Su estética y figura llega a conquistar nuevos adeptos a esta música, que aunque nos duela decirlo, sigue siendo de minorías, pero Israel rompe todas estadísticas habidas y por haber por el bien siempre del flamenco. DJ Gufi, nuestro compañero del periodismo flamenco, amenizó con temas rumberos y flamencos del ayer y del presente.
La segunda jornada del viernes 26 del Festival-Encuentro Bierzo Al Toque empezó temprano, con un taller para niños sobre el compás a cargo del gran Torombo. Un taller que se repitió al siguiente día. Se quedaron con las ganas los mayores de que este taller no hubiera podido ser también para ellos. No se puede tener más arte y no se puede aprender más de forma lúdica y desenfadada que con el de la capital hispalense.
Disfrutamos de una nueva mesa redonda a las 13 h, después de la cata diaria de vinos del terruño, en la que la convivencia del vino y el flamenco es algo que cae por su propio peso: el compartir, el alma, el estado anímico, el disfrute, el saborear el momento. Son conceptos que pusieron de igual manera y bien parecidos el gran enólogo bierzano Raúl Pérez, junto al periodista David Montes y el cantaor Arcángel, con Manuel Moraga de RNE Exterior como moderador.
No podíamos concebir un festival de esta categoría sin que hubiese un taller de baile, en este caso a cargo de Macarena López. Todas las asistentes disfrutaron de la maestría de esta gran bailaora, en la que lo contemporáneo le corre inevitablemente por su piel. Lo subrayamos en femenino porque la gran mayoría del público que acudió a esta cita fueron mujeres. Algo a lo que ya estamos acostumbrados. Siempre se echa en falta la figura masculina en este tipo de propuestas-taller.
Ya metido en la tarde, fue José María Velázquez-Gaztelu el que nos presentó su libro De la noche a la mañana. Medio siglo en la voz de los flamencos. No cabe la menor duda de que las palabras y Velázquez-Gaztelu hacen un tándem perfecto para poder contarnos las vicisitudes cotidianas, que por cosas del tiempo y el espacio han convivido de forma sublime y en donde cada presentación se hace única e indispensable. Como con Camarón nos pasaba, nunca sabíamos (antes de subirse al escenario) por dónde nos iba a deleitar. Es aquí, a través de sus mil y una anécdotas con lo más granado de flamenco escrito en letras de oro, lo único que podíamos saber. Lo demás eran elucubraciones en vano.
Cada día, para los allí presentes, era un acto de convivencia excepcional para darle carácter a este proyecto nacido de la mano de Miguel Morán. Alguien que ha hecho mucho por el flamenco en toda su esencia y contexto. Sobre todo por esa parte que antes era indispensable, como era la convivencia y el enriquecimiento mutuo entre los asistentes, bien sea del gremio dentro del flamenco al que se pertenecía. Siendo ese el gran tesoro que acapara la propuesta que con amor, humor y respeto hace que Morán se acerque a Miguel Morán.
Ya en plena noche del viernes y en la parte de los conciertos, otras grandes propuestas: Carlos y David de Jacoba. Fueron 1.250 personas las que abrieron la noche ante 1.250 personas. Con David Bao a la batería, hijo del emblemático batería Angie Bao y sobrino del bajista Pepe Bao. Al bajo, Nene Maya. Cuatro cuerdas al compás sin salirse de la vereda. Carlos de Jacoba es uno de los músicos que apuestan también por este proyecto. Como decía el propio Jose María Velázquez-Gaztelu, «un proyecto que empieza a andar y en el que todos tenemos que remar hacia la misma dirección con fuerza y talento». Porque este proyecto, sin duda, tiene su propio ADN. Un ADN que hay que recuperar. Porque la convivencia en el flamenco lo es todo.
Martirio y Chano Domínguez siguieron la programación nocturna. Con los catalanes jazzeros David Xirgu a la batería y Carla González al contrabajo. Inevitable hacer notar la convivencia del maestro gaditano en la Ciudad Condal y de cómo el jazz en sus propuestas y sus jóvenes músicos están al orden del día. No cabe la menor duda de que Barcelona a día de hoy es la capital jazzera del estado español y lo imprescindible que es ese universo para la propuesta de Martirio y Chano, Chano y Martirio. Coplas de Mari Fe de Triana, Concha Piquer, Manuel Quiroga, Rafael de León, Salvador Valverde… en sus 25 años de Coplas de Madrugá, donde la copla, el flamenco, el jazz, Centroamérica y Sudamérica se dan la mano. La guinda al pastel de esa jornada la puso en formato DJ, el periodista Javier Lorbada. Rumba catalana, canción Ligera y temas mainstream para este verano caluroso.
Ya en el sábado 27, Torombo siguió su taller de palmas para los y las niñas, para después de la cata de ese día con caldos bercianos, pasar a la charla distendida y muy didáctica entre Pepe Habichuela y su hijo Josemi, haciendo de hilo conductor y presentador Velázquez-Gaztelu. Tanto Pepe como José María fueron homenajeados por su trayectoria y aportación al mundo del flamenco. La organización les ofreció una pintura del artista extremeño Mon Montoya para que siempre esté en el corazón de esta iniciativa berciana, como es el Festival-Encuentro Bierzo Al Toque.
Para rematar la lista de actividades paralelas, por la tarde y en la misma Térmica Cultural, el guitarrero de Sevilla Juan Barba nos ofreció una conferencia sobre la construcción artesanal de la guitarra flamenca. Una conferencia didáctica, muy enriquecedora y en la que a veces dejamos en segundo término algo tan imprescindible como es la construcción de la guitarra. Ese mismo instrumento que el artista nos va deleitando.
Ya por la noche, la bailaora Macarena López nos ofreció su arte entre el flamenco y tintes del contemporáneo. Francis Gómez estuvo con la guitarra. Juan de Mairena y Cristina Rivas al cante y Lito Mánez a la percusión. Para cerrar el festival, sin duda, uno de los espectáculos más esperados, una verdadera experiencia vital y emocional: Pepe Habichuela y Josemi Carmona. Padre e hijo frente a frente. Dos guitarras que vienen de la misma estirpe, pero que cada uno ha evolucionado a su forma. Los dos son igual de grandes e imprescindibles para la guitarra flamenca de hoy en día. El pamplonés Javier Colina al contrabajo. Bandolero a la percusión y Sandra Carrasco al cante. Una puesta en común de las que pocas veces se dan y se viven. Cinco artistazos encima del escenario. Cinco grandes músicos que se entienden a la perfección y que después de escucharlos y de elevarte a dos palmos del suelo, llegas a la conclusión de que el flamenco está vivo y que es un arte grande, universal, ecléctico y versátil. Abierta las puertas para que cada uno aporte su grano de arena de forma humilde y sin artificios.
Ya para rematar la noche, Fernando Vaca nos dio una lección a través de los platos, en formato DJ y con la colaboración de algún que otro artista, mostrándonos que el flamenco se adapta a las necesidades del momento y que la performance, al igual que con otras expresiones artísticas, está más viva que nunca. Aún más, si nuestro arte flamenco lo enriquece con sus ingredientes cotidianos.
Ya el domingo, pasamos al formato de la convivencia humana, donde todos los que aportamos nuestro granito de arena –técnicos, artistas, periodistas, fotógrafos, organizadores, familiares y demás– nos dimos cita en un lugar de ensueño en el que relajadamente y compartiendo lo vivido salió el arte sin depender de programación alguna, de cachés, o de técnica, etc. Compartiendo como una gran familia, para que esta iniciativa crezca de forma exponencial y que sea algo más que un Festival al uso.
El lugar donde el vino del Bierzo, las empanadas del lugar, el arroz de la zona y el orujo de café toman un protagonismo infalible para así ver crecer esta gran familia es para tenerlo en cuenta. Una familia que se ha empezado a crear en estos momentos, gracias al paraguas de Miguel Morán, su familia, la Térmica Cultural con Conchi Fernández a la cabeza, la Administración y los patrocinadores del lugar, que han hecho posible este sueño necesario para el mundo del flamenco y para el universo cultural y artístico de nuestro país.
Larga vida al flamenco de Bierzo Al Toque.
Imagen superior: Rafa Manjavacas – Festival Bierzo Al Toque
Texto: Curro Velázquez-Gaztelu