La Peña La Bulería y El Morito reciben el homenaje del Tabanco El Pasaje
Las paredes de este antiguo despacho de vinos del centro de Jerez lucen dos nuevas fotografías en su rincón más flamenco. Por un lado, el escudo de la Peña La Bulería. Y por otro, la del aficionado local José Peña El Morito.
El Festival de Jerez da lugar a la celebración de encuentros únicos y entrañables que con el paso del tiempo parecen convertirse en una tradición más. Cada jornada son numerosos los miembros de la prensa especializada, aficionados y artistas los que se saludan en el bar La Manzanilla, en el Tabanco La Reja o, sobre todo, en el Tabanco El Pasaje.
Para los que nunca han paseado por los aledaños del Teatro Villamarta es justo describir la fraternidad que se vive en este ambiente que da lugar a abrazos, tertulias y brindis de suma importancia para hacer de este acontecimiento más cercano y familiar si cabe.
En pocas calles se congrega el personal que, minutos más tarde, accederá al teatro para disfrutar de la función del día. Nada como tomar una copa de vino de Jerez antes para acoger con entusiasmo la propuesta artística que corresponda. Como se apuntaba líneas más arriba, el Tabanco El Pasaje, despacho de vinos fundado en 1925, es uno de esos espacios con personalidad propia en los que sentirse a gusto que lleva ya casi una década dedicando una de sus noches a rendir homenaje, sencillo pero sincero, a alguna institución, nombre de respeto en la afición o periodista según el criterio y consideración de su gerente, Antonio Ramírez.
«El Morito canta por soleá, seguiriyas, taranto, fandangos, tientos tangos… Siempre dice que “yo hago ocho palos de cante sin problemas”. Como es de “pocas palabras”, cantó por fandangos como recogemos en vídeo»
Las paredes centenarias de este local de ensueño están caladas por anécdotas, historias de barra, porfías taurinas, carteles de corridas de toros… así como de esos cuadros que durante estos años presiden la zona en la que celebran la actuación de cada día. Ojeando, se puede encontrar rostros como los de Paco El Gasolina, El Bo, El Zorri, El Chusco, El Pijo, Lorenzo Gálvez Ripoll, Juanele… Todos ellos han sido personajes, valga la expresión, de cierta popularidad en el flamenco jerezano. Unos más que otros, pero todos conocidos en el ambiente jondo. Precisamente se busca eso, al menos eso se entiende. Antonio da ese sitio inexistente en otros ámbitos a estos buenos cabales.
El último en recibir el caluroso detalle ha sido José Molina Peña, conocido por El Morito, gitano nacido en Santiago pero con medio corazón en La Plazuela por sus vivencias. Escuchó cerquita a Terremoto, a Agujetas, a su “amigo” Diego Rubichi… y a tantos otros de la época. Nunca se ha dedicado profesionalmente, aunque ha sido premiado en varias ocasiones en el Concurso Nacional de Saetas de la Peña Buena Gente. Sus cantes suenan cada semana en la Peña La Bulería, su segunda casa, en cualquier momento que se tercie la juerga. Canta por soleá, seguiriyas, taranto, fandangos, tientos tangos… Siempre dice que “yo hago ocho palos de cante sin problemas”. Como es de “pocas palabras”, cantó por fandangos como recogemos en vídeo.
Por otro lado, la Peña La Bulería también ha sido reconocida por su labor de difusión y conservación del flamenco desde su barrio de San Miguel. El Tabanco ha recordado la estrecha relación que le une con esta entidad que se fundó en 1977, y que continúa luchando por mantener la esencia del flamenco en su sede de calle Empredada. El presidente de la peña, José Manuel Rodríguez, afirmó que “gracias a Antonio hemos iniciado ciclos y recitales con los más jóvenes”.
El año pasado fue la Peña Los Cernícalos la agraciada con este aplaudido detalle como decana de las peñas de Jerez. Allí estuvo precisamente el presidente de esta peña, Manolo Jiménez, así como algunos asistentes reseñables como Manuel Martín Martín (que también luce su foto), la fotógrafa Ana Palma o María Ángeles Carrasco, exdirectora del Instituto Andaluz del Flamenco.