Fallece la bailaora gaditana Conchita Aranda
A la edad de 88 años Conchita Aranda ha dicho adiós a sus taconeos flamencos. La artista ha fallecido en Cádiz, donde la recuerdan con honores. El Ayuntamiento de esta ciudad andaluza ha decretado un día de luto oficial.
«Estoy muy nerviosa y cuanto más se acerca el día más nerviosa estoy. ¿Y si lloro? Qué vergüenza, ¿no? A mí bailar no me importa, eso no me pone nerviosa. Pero esto, esto… Creo que es muy grande. Voy a estar ahí siempre». Así reaccionó Conchita Aranda poco antes de que se inaugurase una escultura en su honor –obra de José Antonio Barberá– en 2011 en su ciudad natal, Cádiz.
Cuánta razón tenía. Estará ahí para siempre, en el corazón de todos los flamencos. Una vez más –demasiadas, seguramente– tenemos que poner el acento en la despedida de una bailaora muy querida. Conchita Aranda, del barrio gaditano de Santa María, dice adiós a sus taconeos a la edad de 88 años. Y con ella se despide para siempre el trío de Los Gitanillos de Cádiz, tras el fallecimiento en 2018 de su marido, Bendito del Valle, y en 2012 del mítico cantaor José Vargas Cascarilla.
«Se pierde una figura destacada del flamenco gaditano, que exportó el arte de la tierra por todo el mundo» (Kichi, alcalde de Cádiz)
El 9 de septiembre de 2020 se quedará grabado en la retina de los amantes del flamenco en general y de los seguidores de Conchita Aranda en particular. El día en el que se anunció su fallecimiento de la artista en el Hospital San Carlos debido a un fallo multiorgánico. «Se pierde una figura destacada del flamenco gaditano, que exportó el arte de la tierra por todo el mundo», ha destacado el alcalde de Cádiz, José María González Kichi, que ha decretado un día de luto en la ciudad.
Fermín Aranda y Concepción Fosa fueron los padres de Conchita Aranda. Aunque ella se fijó sobre todo en sus abuelos paternos para volcar su mirada al mundo del espectáculo. Era nieta de Antonia Trespalacios La Canónica y del apuntador teatral Manuel Aranda.
Su amor por el flamenco se fraguó en casa de su vecino, el guitarrista Eloy Blanco. Y con tan solo quince años migró a Barcelona con Los Chavalillos de España. Allí justamente se produce el reencuentro con Bendito, vecino de su barrio en Cádiz y con el que se casaría cinco años más tarde, en 1951. Toda una vida juntos.
Conchita y Bendito formaron el grupo Los Gitanillos de Cádiz junto a Cascarilla –también conocido del barrio– dos años más tarde. La idea era ver cómo iba la cosa y el tiempo diría. Una aventura que duró catorce años y con la que conquistaron innumerables escenario.
Francia, Holanda y México –donde giraron con Manolo Caracol– fueron testigos de su talento desorbitado. También Argentina o Australia. Conchita desplegaba su encanto sobre los escenarios una gracia colosal y una elegancia innata. Flamenca de pura cepa. En su haber cuenta con numerosos reconocimientos como la Medalla de Plata de la provincia, Hija Predilecta de la Cádiz y una calle que se inauguró en 1997.
El 5 de octubre de 2011 se inauguró la escultura en su honor. «Esto es un honor muy grande para mí y por eso, si cuadra, lo agradeceré bailando un poco, pero un poco que, bueno, ya tengo una edad. De hecho, el 14 del mes que viene cumplo ochenta años», explicó ilusionada. Bailó como nunca, como si el tiempo no pasara por sus pies y manos.
Desde el equipo de Expoflamenco lamentamos el fallecimiento de la artista y enviamos nuestras condolencias a familiares y amigos. Una estrella más en el firmamento más flamenco.