Ezequiel Benítez despide el 2022 como el año de su “reafirmación”
El cantaor jerezano Ezequiel Benítez ha vivido un año pletórico desde que publicó en febrero su última producción, 'Dukkha', y que lo ha llevado a pisar los más importantes escenarios nacionales.
El 28 de diciembre de 2022, Ezequiel Benítez (Jerez, 1979) cerraba profesionalmente el año en Soria, con un recital en el que estuvo acompañado por la guitarra del inseparable Paco León. La actuación tuvo lugar en el Centro Cultural Palacio de la Audiencia, con un público que llenó la sala y disfrutó de una de las voces más relevantes de la actualidad.
Pasó lo mismo aquel 26 de febrero en la Peña La Bulería, entidad del barrio jerezano de San Miguel que acogió la presentación oficial del disco Dukkha, trabajo jondo de cabo a rabo en el que Ezequiel, además de llevar la voz cantante, asume la faceta de productor musical y compositor. Ha sido considerado como uno de los diez discos más importantes del 2022 por la crítica especializada.
Fue una noche para el recuerdo, pues en todo momento reflejó el sentido originario de ese disco en el que la figura de su padre, Alfredo Benítez (falleció meses antes), estaba presente en los quejíos y las fatigas, en cada verso.
Ya venía Ezequiel de recoger importantes frutos con la trilogía Quimeras del Tiempo (Mi Cante, Recuer2 e Ilus3), con la que recorrió grandes obras clásicas de cantaores históricos, alguno de ellos “olvidados” por el gran público. Cada disco era un paso dado, avanzado y conseguido.
Ahora que cierra temporada “feliz y contento”, ya encara un 2023 con ilusión y pensando que “incluso puede ir mejor que el anterior”. Reconoce el jerezano que estos meses que han pasado han servido para que “los programadores me sientan como un artista imprescindible de hoy día”, y eso se refleja en el “cariño del público”.
«En el álbum Dukkha ha dedicado mucho amor y esfuerzo, ha contado su vida, su causa y eso le ha acercado a la gente. No le faltan seguidores en cualquier rincón de España, en teatros o festivales, peñas o salas, en las que siempre vende sus discos y el público responde. “Estoy en una nube”, recalca»
Y es que las duquelas que guardan los cantes del disco se han convertido en alegrías, pues le han valido para “reafirmarme en mis tareas de producción, como compositor y, por supuesto, como cantaor”. En este trabajo introspectivo “he dedicado mucho amor y esfuerzo, he contado mi vida, mi causa y eso me ha acercado a la gente”. Tanta cercanía con el respetable hace que no falten seguidores en cualquier rincón de España, en teatros o festivales, peñas o salas, en las que siempre vende sus discos y el público responde. “Estoy en una nube”, recalca.
No pierde el tiempo Ezequiel y aprovecha sus ratos libres para “crecer a través de mi escuela de cante”, uno de los objetivos para el próximo año. Es una labor didáctica que puede decirse le viene de herencia, por aquello de que su padre Alfredo hacía tales labores con los jóvenes que le tocaron en la época y que hoy son primeras figuras. Ahí el cantaor encuentra un “avance personal”, además de artístico.
Y complicado se tercia, lo de buscar tiempo, cuando ya hay tantos festivales cerrados, sobre todo destacando que “son escenarios de mayor nivel al de hace unos años, programaciones con cierto prestigio aunque todos merezcan el respeto que hemos de dar”. Tiene claro que su vida es el flamenco. Por eso se compromete a “cuidarlo, mimarlo” y a poner “todas mis energías en ellos”. Y no se olvida del equipo humano que lo acompaña en esta aventura, como “mi guitarrista Paco León, que es mucho más que mi compañero de viaje, porque cuando estamos juntos pasan cosas muy especiales en el escenario, por admiración mutua y nuestra forma de ser, soñar y pensar”.
Y nada sería igual sin Mari Ángeles, su mujer, “que es la que hace el trabajo que nadie ve, la que cuida de nosotros y hace que todo sea más fácil. Es nuestro motor”. Menciona a sus palmeros habituales: Tate Núñez, Cepa Núñez, Naím Real, Edu Gómez, Diego Montoya, Cherif… Porque son “imprescindibles para crear una atmósfera de felicidad, algo a lo que doy mucha importancia”.
El proyecto que más llama la atención para el próximo es año es su incursión en una superproducción cinematográfica a nivel internacional en la que el flamenco tendrá presencia, pero advierte que “aún no está cerrado y por eso no puedo dar más detalle”. Subraya que tiene “muchas ilusiones” puestas en ello.
Imágenes cedidas por Ezequiel Benítez