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Décimo aniversario de la Declaración (2): testimonios de los flamencos - Archivo Expoflamenco
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Décimo aniversario de la Declaración (2): testimonios de los flamencos

Segunda entrega de nuestro informe sobre el décimo aniversario de la declaración del Flamenco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. En esta ocasión aportamos numerosos testimonios de artistas, periodistas y aficionados.


Manuela Carrasco (bailaora)

La declaración ha beneficiado a la creación de festivales internacionales, es decir, a iniciativas privadas de personas para las que el flamenco es una oportunidad de negocio más que un arte. Por regla general suelen trabajar los que pertenecen o simpatizan con este monopolio empresarial. La mayoría de gitanos artistas estamos fuera de estos circuitos y aún existen muchas figuras que han sido muy grandes en el flamenco, principalmente gitanas, que se han quedado olvidadas. A mi entender, desde entonces menos de un tercio de las actuaciones son de gitanos.

Manuel Martín Martín (periodista, crítico flamenco de El Mundo)

Por aquel entonces, bajo el titular Ganan pocos, pierden casi todos, escribí esto en El Mundo: “Con el aval de la Unesco no ganamos nada, ni para auditar las tropelías de la Agencia para el (Sub)Desarrollo del Flamenco, que dificulta el tejido creativo y la industria, excluye a las voces disidentes, practica el nepotismo, promueve el clientelismo y no considera que es la obra de arte la que tiene un valor, y no los dividendos electorales que producen los fieles al régimen”. Y hoy digo: el flamenco fue en 2010 el tocomocho del PSOE, y en 2020 sigue siendo la esperanza de Andalucía.

Adela Campallo (bailaora)

Que el flamenco recibiera ese reconocimiento mundial me pareció genial. Se lo merecía tanto como otras músicas o culturas. ¿Beneficios? Hay muchos oportunistas que se benefician de que el flamenco esté ahí. Y a mí y a otros muchos artistas, la declaración no nos ha dado nada, sinceramente. En la vida todo es oportunismo. El flamenco que a mí me gusta y el que yo siento no es el que se está vendiendo con ese sello. Muchos artistas antiguos han luchado por ello, sin saber que el flamenco iba a llegar tan alto. El flamenco ya era patrimonio de la humanidad con Paco de Lucía.

 

«El flamenco es la música más rica de todas. En ella viven el amor, la pena, la alegría, el cante, el toque, el baile. Es esa conexión con el universo que muy pocos pueden llegar a entender. El que conecta con esta música conecta con Dios. Es la voz del pueblo, que canta para romperte el alma. Nos merecemos un respeto» (Ezequiel Benítez) 

 

Emilio Jiménez Díaz (flamencólogo de Triana)

No hubiese hecho falta al Flamenco este reconocimiento que le otorgó la Unesco, el 16 de noviembre de 2010, desde la ciudad keniata de Nairobi, porque este Arte, singular y étnico de Andalucía, desde el primer ¡ay! de un andaluz herido ya nació como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Tomemos, pues, este galardón –curiosamente desaprovechado por la clase política andaluza– como lo que es: un reconocimiento a una música, llena de mezcolanzas, que es capaz de emocionarnos aunque seamos incapaces de traducir su lenguaje, pero jamás como el marchamo de una oficialidad que para nada va con un Arte anárquico que se forja, lentamente, desde el viejo folklore andaluz. El Flamenco ha sido desde siempre Patrimonio Inmaterial de la Humanidad porque es un Arte de aluvión y de acarreos, de extrañas mezclas y de aleaciones necesarias –valga aquí la importancia de los gitanos para el desarrollo del mismo–, que brotó gracias a haber pasado por el tamiz y crisol de una tierra como la andaluza, la única capaz de forjar un milagro de estas características musicales innatas, ante el que se han rendido todos los pueblos y todos los músicos de los cinco continentes.

Estela Zatania (periodista flamenca, neoyorquina en Jerez, artista)

La importancia de la declaración del flamenco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad solo se puede valorar en función de las expectativas de cada individuo o sector. En este sentido, muchos artistas han creído, equivocadamente, que les iban a llover contratos y subvenciones, que no ha sido el caso. No me gusta que se hable del flamenco como una “marca”, pero en este caso es de lo que se trata. Lo mismo que la empresa de la Coca-Cola gasta una fortuna en publicidad, aunque sea una marca globalmente conocida, así el flamenco ha visto reforzada y ratificada su imagen a nivel mundial gracias a este reconocimiento puramente honorífico.

Pepe Esquivel (presidente Peña Flamenca Paco Mazaco, Coria del Río)

La declaración del Flamenco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad la entiendo como una oportunidad para situarlo internacionalmente al máximo nivel y sea, por tanto, conocido y reconocido. Y para que nuestras instituciones den el paso definitivo para su protección, divulgación y conservación. Pero han pasado diez años y no ha cambiado nada. Los medios de comunicación, en su mayoría privados, no encuentran rentable el Flamenco en su programación, entendible. Las programaciones de la radio y televisión pública no solo son insuficientes, sino que “castigan” a los aficionados con la mala calidad y los horarios intempestivos. El Flamenco en las escuelas no existe. Las peñas flamencas están abandonadas a su suerte y no hay una norma que regule su actividad. No existe ningún tipo de protección: cualquiera puede llamar Flamenco a lo que quiera y no pasa nada.

 

El bailaor Fernando Jiménez. Peña La Bulería, Jerez, febrero 2020. Foto: Guido Bartolotta

 

Carmen Arjona (periodista, doctora en flamenco)

El flamenco, esa música maravillosa que late al compás de los tiempos. Hace diez años la Unesco lo declaró Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Yo también apoyé aquella propuesta, así que me dio mucha alegría. Por fin, el Flamenco iba a ser considerado en todo el mundo música entre las músicas. Adquiría el prestigio que tantas veces le había sido arrebatado, cuestionado, humillado. Con esa declaración los teatros y productores de los cinco continentes no dudarían en incluirlo en sus programaciones. Y cuando digo el mundo, también digo España, y Andalucía. Ahora sí es universal, con declaración expresa. ¿Sería posible que, por fin, el Flamenco hubiera conseguido el justo respeto tantas veces vilipendiado? La declaración es reconocimiento, valor, protección, prestigio, dignidad, respeto, categoría, excelencia, consideración, pertenencia, humanidad, Cultura, permanencia, riqueza. La convicción de que, realmente, ¡el Flamenco y su patrimonio pertenecen a la humanidad!

Ezequiel Benítez (cantaor)

Este décimo aniversario del flamenco como patrimonio de la Humanidad es un simple recordatorio para la gente que no sigue el flamenco. Para recordar lo grande y universal que es nuestra cultura. Desde su nombramiento no se han visto mejoras. Por eso, para nuestro flamenco el 16 de noviembre sigue siendo un simple día, un círculo en el calendario. Sigue habiendo ese vacío, ese descuido que siempre han tenido el flamenco y los flamencos. Para su mejora, debería haber un control de los fondos, un cuidado de nuestros artistas mayores y una presencia en las escuelas, porque desde ahí nace y se salvaguarda nuestra cultura. Y no dejar desamparados a los artistas cuando hay momentos difíciles. El flamenco es la música más rica de todas las que existen. Por sus melodías, sus tiempos. Por su mezcla de las culturas de la humanidad. En ella viven el amor, la pena, la alegría, el cante, el toque, el baile. Es la música que representa a España. Es esa conexión con el universo que muy pocos pueden llegar a entender. Está llena de melismas, pero el que conecta con ella lo hace con Dios. Es la voz del pueblo, que canta para romperte el alma. Nos merecemos un respeto. 

La Truco (bailaora madrileña, profesora internacional)

El flamenco siempre ha sido muy valorado en el extranjero, con independencia de la declaración de Patrimonio. Se ha ganado el lugar que merecía. Pero yo, como profesora de baile flamenco que imparto clases en todo el mundo, no he notado la diferencia antes y después. Aquí en España no se le da el valor que tiene como firme representante de nuestra cultura, nuestro arte. Ahí fuera sienten adoración por el flamenco: los teatros llenos, las aulas llenas… Yo misma tengo la llave de la ciudad de Mendoza (Argentina) por llevar allí el flamenco. Aquí nunca me han dado nada. A mi amigo bailaor le han dado la medalla de las artes en Washington, le reciben las autoridades locales. Hay más reconocimiento a las personas.

 

«La declaración es reconocimiento, valor, protección, prestigio, dignidad, respeto, categoría, excelencia, consideración, pertenencia, humanidad, Cultura, permanencia, riqueza. La convicción de que, realmente, ¡el Flamenco y su patrimonio pertenecen a la humanidad!» (Carmen Arjona)

 

Juan Ramón Caro (guitarrista flamenco)

Después de diez años de tal distinción para con el Flamenco, todavía queda muchísimo camino por andar. Y lo más triste es que sea nuestro país el lugar donde hay que darle al flamenco y a sus artistas el respeto que merecen. Como ejemplo, el programa Lazos de sangre dedicado a Paco de Lucía en TVE. Fue muy lamentable ver cómo se trató tan frívolamente su vida privada, y se obvió su inmensa trayectoria artística y lo mucho que aportó y sigue aportando al Flamenco.

Pedro Calleja (productor, director del documental de la Niña de los Peines)

Creo que la declaración del flamenco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad cambió poco la percepción que se tenía del flamenco tanto dentro de nuestras fronteras como fuera de ellas. Fuera sigue siendo considerado una música genuina, muy respetada y apreciada por lo insólito de su creación: es una expresión artística nacida de un pueblo marginado, maltratado y “sin cultura”, que ha llegado a pasearse por los escenarios más importantes del mundo, sin tener que estudiarse en ninguna escuela. Dentro de nuestras fronteras, el panorama ha cambiado poco. El flamenco se mantiene gracias a los de siempre: los artistas, las peñas y los aficionados cabales en general. Los que mandan aquí, que tendrían que ser los encargados de poner las bases para su protección y difusión, tienen muy buenas palabras para el flamenco pero cuando llega la hora de la verdad, le dan la espalda. Ha ocurrido siempre y no creo que cambie. Aunque falta no le hacía, esta declaración lo situó en el lugar que le corresponde, a la altura de otras expresiones musicales como el blues o el jazz porque, antes de que llegara, Manolo Sanlúcar, Paco de Lucía y Camarón ya lo habían convertido en patrimonio universal.

Jesús Méndez (cantaor)

Realmente lo veo más como un símbolo de protección. Todo lo que sea sumar, bienvenido sea. A mí realmente no sé si me ha favorecido, pero estoy seguro de que sí. Es como reafirmar algo que ya se daba por hecho. Que es una música internacionalmente admirada, querida y valorada.

 

Imagen superior: la bailaora japonesa Harumi Hata en el homenaje a Gómez (Peña Los Cernícalos, Jerez, feb 2020). Foto: Guido Bartolotta

 

* Continuará

Ver aquí la primera entrega de este informe.

 

 


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