Los estilos flamencos se acompañan a la guitarra con los diferentes tonos que surgieron para adecuarse a la tesitura del cantaor sin el uso de la cejilla. Este artilugio heredero del capotasto permite en los instrumentos de cuerda pulsada alterar la altura de la afinación de las cuerdas sin tocar las clavijas, situando una suerte de cejuela móvil para adaptarse a la tesitura de los cantaores. Esto es, si un cantaor interpreta el cante por soleá sin cejilla, otro puede necesitar que la guitarra la sitúe por ejemplo al 3, sobre el tercer traste. Los recursos técnicos de mano izquierda serán idénticos que si toca al aire (sin cejilla) o al cuatro, de ahí su utilidad para la práctica de la guitarra flamenca de acompañamiento.
Es la herramienta principal de la guitarra flamenca es la cejilla. Este artilugio permite cambiar la altura de un tono concreto sin que el guitarrista tenga que adoptar nuevos recursos para un determinado toque.
Se suele atribuir la adaptación del antiguo ‘capotasto’ a los gaditanos Paquirri el Guanter y José Patiño. El capotasto ya era usado por laudistas y vihuelistas en el siglo 16 e incluso los instrumentos se mandaban construir con mangos de diferentes largos a fin de adaptarlos a la tesitura de las voces. También se podía rectificar la posición de los trastes, cuando estos eran movibles y de tripa, logrando trasportar los tonos naturales
adquirir un verdadero conocimiento de el Diapasón, y tocar con franqueza este instrumento, no permitiendo al Discípulo usar de la cejuela sino en caso de necesidad, ni tampoco que glose, pues el verdadero mérito y primor, consiste en tocar exactamente lo que hay escrito.
Se desaconseja pues el uso de la cejilla para la guitarra ‘clásica’ y no aparecerá más en los métodos del toque por lo fino, lo que indica como ya en el siglo 19 estaba reservada a la guitarra popular, mientras que los ‘clásicos’ usaban el índice para suplir en cada caso el artilugio. Tomás Damas, en algunas de sus obras comenta:
Afinando la guitarra algo baja, puede subirse por medios tonos según convenga al que cante haciendo uso de la cejuela de hierro con tornillo o clavija, colocándola sobre el primero, segundo o tercer traste de la guitarra. (Dicha cejuela la usan los que vulgarmente llaman cantadores). Estos defectos empezaron a corregirse atando un palito entre los trastes de la guitarra, y así empezaron a cantar los cantadores con más facilidad, puesto que la voz podía ponerse a tono con el instrumento, gracias a la primitiva cejilla.
Hoy en día hay una tendencia a dejar de usar la cejilla a fin de poder aprovechar todo el mástil de la guitarra, acudiendo los guitarristas a la realización de los estilos haciendo uso de otros tonos, además de los correspondientes a cada estilo según la tradición.