El compás, la métrica musical del flamenco, es uno de los parámetros más sugerentes de los que conforman la estructura del género, pero es también uno de los que más secretos guarda para el oyente. Uno de los principales obstáculos que presenta el flamenco para muchos aficionados al género es lograr comprender cómo se regula el compás de los diferentes estilos. Incluso para muchos músicos de formación académica, y también para músicos de otros géneros, la forma en la que los flamencos miden su música es algo que, a primera vista (oído) parece infranqueable, una suerte de parapeto para no flamencos.El flamenco parece una música expresamente hecha para que no sea comprendida por alguien que ha estudiado en un conservatorio, y esto se debe principalmente, entre otros parámetros, al compás y la rítmica que se deriva de su uso.
El flamenco, en cuanto al compás que utilizan los diferentes estilos que lo conforman, cubre con creces el sistema métrico de la música tradicional hispana, poniéndolo a su servicio para construir un género que puede presumir de tener una vocación universal. Los flamencos miden su música en tres especies principales de compás: el ternario, el binario y el más característico de los tres, un compás de amalgama de un binario y un ternario (o viceversa, de un ternario y un binario). A estos tres modos métricos habría que añadir una cuarta especie, que es aquella que utilizan los estilos que prescinden del compás, los llamados estilos libres.Libres de compás que no de ritmo, como se puede leer en algún tratado. La música sin ritmo no existe. Además, en los estilos subyace una métrica interna, principalmente la ternaria que se puede apreciar en diferentes momentos, sobre todo en las variaciones de guitarra entre las diferentes letras, y en general durante las intervenciones de la guitarra cuando no hay cante. En general suelen ser derivados del fandango vocal, tales como las malagueñas, tarantas o granaínas entre otros. Así mismo las tonás y sus derivados, como los martinetes, se interpretan libres, aunque éstos últimos adoptaron el compás de seguiriya por influencia de la versión bailable iniciada en los años cincuenta del siglo XX por Antonio Ruiz Soler Antonio el bailarín. También existe alguna coreografía que usa cantes libres como granaínas o malagueñas, quedándose en formas de baile libre a modo de pantomima.
El compás predominante en los estilos flamencos es el ternario, así todos los fandangos, sean de Huelva, Málaga o Granada, se realizan sobre un compás ternario de 3/4. Al igual que las sevillanas, que se cantan, tocan y bailan también sobre un compás de 3/4. Cada uno de estos estilos, aunque se realiza sobre el mismo compás, tiene una clave rítmica diferente, así como un acompañamiento de guitarra peculiar.Hay que tener en cuenta no obstante que el compás de Huelva se mide en periodos de dos compases, lo que hace que se transcriba en muchas ocasiones en seis por ocho, compás binario de subdivisión ternaria, lo que resulta que un compás corresponden a dos compases ternarios.
El compás de amalgama de uno binario y uno ternario, la alternancia de un compás de 6/8 con otro de 3/4 (o viceversa), da lugar a una métrica musical de 12 tiempos, con la que se construye la clave rítmica de los más importantes estilos flamencos, la soleá, la seguiriya, las bulerías o las cantiñas.
Por su parte, la métrica binaria, aquella que divide el tiempo musical en dos o cuatro partes, es sobre la que se interpretan estilos tan populares y flamencos como los tangos o los tientos, y todos aquellos que derivan su rítmica de estos, como es el caso de las rumbas, el garrotín, la farruca, el taranto bailable, las colombianas, la milonga o la vidalita. El patrón rítmico es el de habanera, también llamado de tango, que se originó al binarizar el 6/8 de la contradanza con elementos afrocubanos, convirtiéndose con el tiempo en un 2/4. Ese compás binario lo escuchamos claro en los tangos que, al igual que ocurre con la soleá y la seguiriya, el primer tiempo de cada compás se deja en silencio marcando con las palmas las 3 siguientes.
El tanguillo de Cádiz es el único género de la música flamenca que construye su base rítmica sobre un metro muy particular que se obtiene superponiendo dos especies distintas de compases. Sobre una métrica en 6/8 se monta otra en 2×4. Un polirritmo en toda regla.
El tempo musical es otro de los parámetros que hay que tener muy en cuenta en el flamenco, ya que todo depende de la velocidad y del acompañamiento de la guitarra, para, sobre el mismo compás, tocar, cantar o bailar por un estilo diferente. En este curso daremos buena cuenta de la importancia del tiempo musical, lento, andante o rápido, en flamenco.