Las formas musicales
En el flamenco, la forma viene determinada por el carácter propio de esta música. La estructura formal de un cante responde a un esquema singular si lo relacionamos con, por ejemplo, la canción. Si en esta las estrofas suelen ir intercalando un estribillo, en el flamenco este elemento es muy escaso
Este esquema formal no es ni mucho menos fijo, aunque podemos afirmar que las formas musicales flamencas se confeccionan en general alrededor de modelos como este. Así mismo, los ayeos propios del temple de la voz o los que se realizan en la caña y el polo, constituyen un elemento formal propio de la forma musical flamenca.
La guitarra de concierto en el ámbito formal se limita, las más de las veces, a engarzar diferentes falsetas intermediadas por variaciones, intentando, eso sí, otorgar unidad a la obra, proporcionada en parte por el estilo en el que se esté tocando. A partir de Paco de Lucía este esquema formal para la guitarra de concierto ha evolucionado hacia formas más elaboradas que se basan preferentemente en el tratamiento del material temático.
Es el baile el que una mayor cantidad de elementos formales tienes, tales como la escobilla, el desplante o la llamada, que identifican cada una de las secciones de una coreografía. El orden adecuado de estos elementos procura la coherencia de un baile completo. Así mismo ocurre con el cante o la guitarra, ya que sólo una ordenación adecuada de los elementos formales proporciona el equilibrio que toda obra de arte necesita.