Se denominan estilos libres aquellos que no tienen una métrica musical determinada sino que se realizan ad libitum. Casi todos provienen de la forma nueva de interpretar a lo flamenco diversos fandangos andaluces, como son los de Málaga, Granada, Córdoba, Jaén, Almería y Murcia.
Esta opción que eligieron los flamencos para interpretar estos fandangos se debe, probablemente, a cómo interpretaron sus malagueñas cantaores señeros como Enrique El Mellizo, El Canario, Chacón o La Trini, que en sus versiones originales se interpretaban libres, sin sujeción a un compás, aunque buena parte de ellos procedan de fandangos interpretados sobre un compás ternario y la rítmica abandolá, el antes referido patrón de bolero, que subyace en la interpretación de estos cantes.
Sin embargo no son éstos los únicos que se interpretan libres, ya que la tonás, los estilos más cercanos a la fuente de lo jondo, se cantan también ad libitum. Solo los martinetes, después de la versión bailable que realizó Antonio Ruíz El Bailarín en los años cincuenta del siglo pasado
Otras tonás como la debla, la carcelera, los pregones, etc. se cantan libres, aunque la influencia del martinete bailable está impregnando de la rítmica seguiriyera al resto de tonás.