Contenido del curso
TEMA 1. Introducción al compás Flamenco
El compás, la métrica musical del flamenco, es uno de los parámetros más sugerentes de los que conforman la estructura del género, pero es también uno de los que más secretos guarda para el oyente. Uno de los principales obstáculos que presenta el flamenco para muchos aficionados al género es lograr comprender cómo se regula el compás de los diferentes estilos. Incluso para muchos músicos de formación académica, y también para músicos de otros géneros, la forma en la que los flamencos miden su música es algo que, a primera vista (oído) parece infranqueable, una suerte de parapeto para no flamencos.
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TEMA 2. Compás Ternario y compás binario
Aunque el metro musical (compás) genuino del flamenco es el de doce tiempos, aquel que se basa en una amalgama de un compás binario con uno ternario (soleá) o viceversa (seguiriya), tal y como hemos visto en el Tema 1 y profundizaremos en el Tema 3, los flamencos hacen su música sobre otras dos especies de metro, el compás ternario y el compás binario.
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TEMA 3. El compás de amalgama
La métrica por excelencia en el género flamenco, el compás que mejor refleja el carácter y estética de esta música y su baile, la manera de medir que sin duda alguna funciona como santo y seña cuando la escuchamos, es el compás de doce tiempos. Esa forma tan característica de medirlo que está en la mente de todos los aficionados, el consabido 7-8-9-10-1-2-1-2-3, es algo único, paradigmático, la mejor muestra de una rítmica que embelesa a los oyentes y, seguramente, el más enigmático de todos los elementos que conforman la música del flamenco.
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TEMA 4. Rítmica del Flamenco
El flamenco es un género musical en el cual el ritmo juega un rol sobresaliente. Es seguramente el parámetro más atractivo de la música flamenca y el que más adeptos tiene entre los neófitos. Como ya hemos referido en temas anteriores, muchos nuevos aficionados al flamenco se interesan, o se sienten atraídos por él, debido a esa rítmica subyugadora que dominan generalmente los estilos más genuinos.
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TEMA 5. Introducción a la Armonía de la guitarra flamenca
En el flamenco la armonía corresponde a la guitarra, como la melodía al cante. La armonía en el flamenco la producen los acordes de la guitarra. El acorde es la concordante o consonante combinación de notas que suenan simultáneas. El encadenamiento de una serie de acordes forman la tonalidad. La tonalidad la forman el conjunto de relaciones que se establecen entre un acorde fundamental o tónica, y el resto de los acordes de la escala correspondiente.
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TEMA 6. Los Tonos del Toque Flamenco
La guitarra flamenca surgió como instrumento de acompañamiento, al cante y al baile. Como guitarra de concierto tardaría un poco más, cuando la especialización alcanzó el nivel técnico e interpretativo adecuado para tocar alante. Todo guitarrista flamenco que se precie de serlo, antes de interpretar a solo piezas de concierto debería conocer todos y cada uno de los patrones que rigen el acompañamiento al cante y los recursos del toque para el baile. El guitarrista flamenco actual es consciente de la importancia del toque de acompañamiento para lograr una sólida formación como guitarrista de concierto.
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TEMA 7. Tonalidades por estilos
La guitarra flamenca nació como instrumento de acompañamiento y solo cuando tuvo en sus manos todos los recursos expresivos que la han convertido en un referente mundial, logró independizarse del baile para dar el paso a un repertorio exclusivamente de concierto. Pero todo guitarrista flamenco que se precie como tal debe saber acompañar el cante y el baile. Es por así decirlo el bachillerato de los guitarristas flamencos, sólo si sabes acompañar eres considerado parte de este grupo, si además eres un fuera de serie podrás lograr acceder al olimpo de los maestros concertistas
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TEMA 8. Las Formas Musicales del Flamenco
Las formas musicales es otro de los parámetros que merecen nuestra atención en el estudio de la teoría musical del flamenco ya que juega un papel fundamental en la estética del género. Las formas musicales se focaliza en cómo se organizan las diferentes partes de una obra, o en nuestro caso los diferentes estilos del flamenco.
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TEMA 9. La melodía del flamenco
En el género flamenco la melodía es el parámetro de la música que define las diferencias entre una variante y otra dentro de un determinado estilo. Existen otros muchos elementos que plantean esas diferencias, acordes, tipos de acompañamiento, etc., sin embargo, en el plano melódico es en donde se distingue una variante de otra. En muchas ocasiones las variaciones de un cante con respecto a otro son mínimas, una inflexión hacia un tono determinado y en un determinado momento, marca la diferencia entre algunos estilos, por ejemplo, en la soleá.
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TEMA 10. Estética del Flamenco
Otra de las disciplinas de las que se ocupa la musicología comparada es la estética, la teoría de lo bello en música, que las más de las veces suele referirse a la calidad de la música en sí, no en vano Schumann sentenció que sólo hay dos clases de música, la buena y la mala. La estética musical es la disciplina filosófica aplicada a la música, que estudia los elementos estilísticos, temáticos de la música, estudio de cánones de belleza y de perfección según el periodo histórico y político correspondiente.
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TEORÍA MUSICAL DEL FLAMENCO
Acerca de las clases

El flamenco, como música de tradición oral que es, bebe del repertorio popular, preferentemente andaluz, pero también del hispano, español e hispanoamericano. De ahí que desde el punto de vista formal esta música adapte los elementos formales propios de esa tradición.

La excepcionalidad de los cantes flamencos permite que cada intérprete modele la forma a su modo, pudiendo interpretar en el orden que crea conveniente diferentes cantes, eso sí, siempre dentro de un mismo estilo. Por ejemplo, una tanda de soleares suele iniciarse con un cante de Alcalá, para seguir con tonos más valientes con otro de Cádiz y rematar por todo lo alto con cantes trianeros.

Las tandas de cantes son pues la esencia formal de esta música, y beben de las seguidillas, las jotas, y, en el caso de la soleá, de los jaleos. Formas bailables que pasaron a ser pa escuchá, a cantarse alante, ahí nace la forma flamenca.

En el baile los elementos formales son heredados en gran parte de la antecesora de la escuela flamenca, la bolera. La principal diferencia viene dada por el baile individual predominante en el flamenco, con respecto al de parejas propio de la escuela bolera.

La guitarra flamenca, heredera directa de la guitarra llamada barroca de cinco órdenes tocada a lo barbero, es decir, al puente y rasgueada, será la base sobre la que, bebiendo después de la llamada clásica, la del toque por lo fino, para desarrollar una técnica hoy envidiable en el mundo entero. Las falsas se hicieron falsetas, las variaciones, que hunden sus raíces en el siglo XVI. Los cierres e introducciones se fueron perfilando para adaptarse a la nueva música que hacia 1850 se empezó a reconocer como flamenco.

La relación de la música renacentista para vihuela y guitarra barroca está muy relacionada con el flamenco. Si aquella se basa en los bajos ostinatos (ruedas de acordes que se repiten y sobre las que se improvisa) los estilos flamencos no son más que ruedas de acordes que se repiten y sobre las que se cantan diferentes melodías que el tiempo ha ido fijando y, por transmisión oral, han llegado hasta nosotros. Repasemos entonces algunos de las principales bajos de danza y observemos como pudieron influir en el flamencoVer el artículo de Guillermo Castro: Formas musicales anteriores al género flamenco.

Comenzamos con la zarabanda, cuya rítmica dibuja ya la amalgama de 6/8+3/4 así como los cambios de acordes en partes débiles del compás.

La chacona es otro de los bajos de danza que fueron mas populares en España y Europa durante el siglo 17. El bajo de la chacona adopta, como la zarabanda, múltiples formas. Una de las más populares, en compás ternario, con tendencia rítmico-armónica a la hemiolia, y en modo mayor con paso al relativo menor.

Fundamental para el flamenco fue también la folía. La relación de las folías con el flamenco la encontramos en el uso que hace en el bajo ostinato alternando modo mayor y menor tan presente en soleares, peteneras, bulerías o tientos y tangos. 

El segundo grado (por arriba Fa) no suele aparecer en las folías, sin embargo Guillermo Castro afirma que ya en el Cancionero de Palacio, (último tercio del siglo XV- principios del XVI) encontramos una folía que presenta el cultivo de la cadencia andaluza en su estructura, al menos de forma sugerida, y el ritmo ternario en hemiolia. Este paso del cuarto grado del menor al quinto a través del séptimo y el sexto grado, que hoy llamamos cadencia andaluza, generó sin duda este avance en la configuración de los bajos ostinatos que acompañan los cantes flamencos.

La folía guarda mucha relación con otro de los principales bajos de danza, el conocido como Guárdame las vacas, o simplemente Vacas (conocida también como romanesca). Hace similar recorrido que la folía pero comienza en Mayor en vez de en menor. Todo lo que hemos referido a la folía con respecto a su presencia en el flamenco vale igualmente para este bajo de Vacas.

Los canariosMelchor Padilla afirma que las primeras referencias históricas que tenemos datan de mediados del siglo XV y Espinosa en 1594 se refiere a él diciendo que los guanches acostumbraban a hacer «alarde de sus gracias en saltar, correr, bailar aquel son que llaman canario, con mucha ligereza y mudanzas». Se cree que este baile fue llevado a la Península por los indígenas de las islas que fueron vendidos allí como esclavos tras la conquista y se popularizó de forma muy rápida. Los cronistas de la época lo describen como un aire vivo y alegre que se danzaba con gran brío y con cortos y violentos movimientos. Bailar canario llegó a ser sinónimo de moverse con mucha agilidad y vigor. también tienen gran importancia. Tiene compás ternario, normalmente 3/4, pero también se encuentra en 6/8 e incluso en 2/4. Tanto en 3/4 como en 6/8 se observa una clara tendencia a la hemiolia. El bajo del canario que encontramos con mayor frecuencia tiene el carácter armónico rítmico que podemos encontrar en el punto cubano y, en consecuencia, en la guajira flamenca.

El pasacalle, aunque en modo menor, tiene una gran repercusión en la música española desde el siglo 17. Está en compás ternario y tiene un aire lento y una rítmica que, junto al bajo que lo caracteriza, recuerda mucho a la farruca flamenca. Al estar en modo menor, el paso a la dominante a través de una semicadencia no está sugiriendo el uso de la cadencia andaluza

Las jácaras es una danza teatral española y la letra romanceada sobre la que se canta, muy extendida a partir del siglo XVI. El lenguaje es generalmente el de germanía que cultivaban las clases más bajas de la sociedad, y la música estaba dirigida a ser cantada y tocada en escena en clave de humor.

Emparentada con el villancico barroco y con la zarabanda el gran número de jácaras de los más diversos tipos concluyen que el término es polisémico y muy utilizado en referencia a una danza cantada con toques satíricos. La etimología de la palabra puede ser jaque (rufián), ya que las jácaras suelen contar las peripecias de majos rumbosos y jacarandosos. Gaspar Sanz la incluyó en su instrucción de guitarra y tiene compás ternario muy emparentado, como decimos, con la  zarabanda y, al igual que esta, tiene un bajo ostinato característico. Se dice que la jácara era baile de pareja que se realizaba sin tocarse (como ocurre hoy en las sevillanas y los bailes flamencos realizados en pareja).

El zorongo es un estilo que desde hace mas de un siglo disolvió sus elementos rectores en otros géneros, desapareciendo como tal del panorama musical andaluz. El zorongo era baile muy usado en la época de la tonadilla escénica dieciochesca de la que formó parte, derivado quizás de la zarabanda y el zarandillo, y su nombre se debe a que en una de sus letras más populares aparece a modo de estribillo la palabra zorongo, y parece ser que fue uno de los bailes originales de las agrupaciones zámbricas del Sacromonte.

García Lorca lo rescató en sus Canciones populares españolas grabadas en 1931, con el poeta al piano acompañando la voz de La Argentinita sobre un ritmo lento de 3/4. En la versión recogida por García Lorca llama la atención la similitud entre la melodía del zorongo ( la luna es un pozo chico) con los ayes que encontramos tanto en la caña como en el polo.

La jota es baile tradicional y la música y letra con que se interpreta. Es uno de los cimientos sobre los que se edifica en el siglo XIX la música flamenca, junto con la seguidilla y el fandango. Originalmente la jota tiene un rítmica particular que consiste en la agrupación bajo un mismo metro de dos periodos ternarios unidos, lo que lleva a que esta danza deba ser escrita en 6/8, al tener la base ternaria agrupada en dos partes de tres pulsos cada una.

En referencia al flamenco la jota, en el plano rítmico, aportó una serie de acentuaciones que se conservan en estilos como las cantiñas, aunque fue en el armónico donde ha dejado una huella más profunda, precisamente en la alternancia de tónica y dominante que pervive como bajo ostinato en buena parte de los estilos flamencos realizados en los modos armónicos, mayor y menor.

La jota tiene un rítmica muy particular que se trasvasaron al flamenco en forma de patrones que se usan una y otra vez. Sin embargo fue en lo melódico y armónico (en los acordes de la guitarra) donde ha dejado una huella más profunda, en las cantiñas nominadas alegrías. En la melodía flamenca la jota dejó su marca en el cante por alegrías, que adaptó muchas melodías joteras, mientras se fundían con el aire de los jaleos gaditanos. Las alegrías no son otra cosa que jotas adaptadas al compás de la soleá al golpe, aflamencando la melodía cantable y con aire bailable.

De la jota tenemos referencias desde el siglo XVIII, lo más probable es que llegaran a Cádiz mucho antes de la guerra contra Napoleón. Si bien la aragonesa es la jota más popular y vistosa, en su canto y baile, no es la única ya que no existe región en España que no tenga su propia jota, en Andalucía Cádiz se llevó la palma e hicieron sus jotas jaleadas que llamaron canto alegre, por alegre y por fin alegrías. Todo este ocurrió antes, durante y, sobre todo, después de 1812.

En su origen el fandango fue un baile que comenzó a popularizarse en Andalucía a partir del XVIII, y estará presente en fiestas, en las tonadillas de los teatros y numerosas ediciones musicales, principalmente de guitarra. Este fandango difería bastante del que hoy conocemos. Aquel, conocido desde 1700, era instrumental y bailable y en modo menor con clara tendencia al modo flamenco (como una de sus antecesoras, las jácaras), y el que hoy llamamos fandango, sea de Huelva, malagueña o taranta, comenzó a cristalizar a finales del XVIII, es cantable y se interpreta en modo mayor (con los interludios de la guitarra ya en el modo flamenco, herencia del fandango antiguo.

A finales del XVIII ya forma parte del repertorio popular andaluz junto al polo. En 1779 el Conde de Noroña en su poema burlesco La Quincaida nombra el Fandango de Cádiz junto al polo agitanado y la malagueña. La malagueña y la rondeña, son quizás los primeros fandangos modernos, cantables y en modo mayor.

El fandango aquí descrito, sin embargo, representa una forma arcaica que no coincide en  lo musical con lo que conocemos hoy como fandango andaluz, aunque sí existen algunos elementos comunes, como la cadencia andaluza con función de variación instrumental, que encontramos en la jácara ya en el siglo XVII.

También en la rítmica de estos fandangos históricos se aprecian variaciones que se integraron cómodamente en la música flamenca, por ejemplo en la soleá. Algunas variaciones del fandango de Scarlatti son hoy plenamente de soleá, de caña.

Esta cadencia, como ya hemos explicado, es básica en la configuración de la tonalidad flamenca (ver polo). Probablemente otros elementos diseminados por danzas como la folía, el canario, la chacona, la zarabanda, la jácara y otras del siglo XVII también contribuyeron a su definitiva cristalización.

Más información sobre las música que han servido de antecedente a los estilos del flamenco las encontramos, como hemos dicho al principio de este apartado, en el apuntado artículo de Guillermo Castro y en la plataforma Flamencópolis.

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