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LAS LETRAS DEL FLAMENCO
Acerca de las clases

Otra de las características de las letras en la tradición oral, y por supuesto también en el repertorio flamencoY así ocurre también en la música académica. Véase la ópera., es la diferencia que encontramos entre la letra original, la letra creada en su momento por el poeta, académico o popular, y la versión cantada. El orden de los versos se altera para adaptarse a una música concreta, a la forma musical que impone un determinado estilo, con las repeticiones o fragmentaciones propias de dicho estilo, invirtiendo el orden original de los versos. Así, por ejemplo, en unas soleares nos encontramos la versión literaria original. (Tomás Pavón – Soleá de El Mellizo 1):

1 – A mi ma(d)re de mi arma
2 – como la camelo yo,
3 – porque la tengo presente
4 – metida en el corazón.

Y cuando es cantada los versos se dicen así

1 – A mi ma(d)re de mi arma
2 – como la camelo yo.
1’ – Lo que yo quiero a mi ma(d)re
2 – como la camelo yo
3 – porque la tengo presente
4 – meti(d)a en el corazón
1 – A mi ma(d)re de mi alma
2 – como la camelo yo.

Obsérvese como se altera el primer verso en la primera repetición (verso 3 cantado), algo muy común entre los intérpretes que tiene como principal función en restar monotonía a lo que significa la repetición exacta de un versoLas repeticiones de los versos (redobles) es algo muy recurrente en el cante flamenco, los versos se repiten con igual música o con música diferente, sin embargo es muy normal encontrar un verso alterado (1’) a fin de, como decimos, evitar la monotonía..

El orden original de una letra puede verse totalmente alterado si va en relación a la musicalidad del cante en cuestión. Así ocurre, por ejemplo, es esta soleá donde la letra orginal dice. (El Gloria – soleá):

1- Quitarme de que te quiera
2- es quitarme la salud,
3- pero a la calla callando
4- la culpa la tienes tú.

Y en la letra cantada el primer verso se va al final del cante, con el redobleLlamamos redoble de un verso a las repeticiones que se hacen de los versos melódicos al final de los cantes, muy común en soleares, bulerías, tangos, tientos… (en el Tema 4 y otros volvemos sobre esto). del último tercio:

2’ – Me quita la salud
2 – y es quitarme la salud,
3 – pero a la calla callando
4- la culpa la tienes tú.
1 – Quitarme de que te quiera
2 – es quitarme la salud.

Así mismo las formas de la música vocal están muy condicionadas por las letras sobre las que se interpreta esa música. El número de versos de una estrofa y el número de sílabas de cada verso obliga a desarrollar elementos formales que suelen definir un género concretoTema 3.

Por ejemplo, el hecho de que el verso octosilábico sea el más extendido en la lírica hispana tiene mucho que ver con la extensión de los versos melódicos o tercios del cante. O la seguidilla, una cuarteta con versos alternos de 7 y 5 sílabasNo confundir con la seguiriya, que tienen una métrica diferente, aunque en origen puede que la seguiriya derive en cierto modo de una seguidilla. Si a esta le añadimos un ripio al tercer verso, obtenemos un tipo de estrofa muy cercano a la seguiriya (ver tema 7). Por ejemplo: Seguidilla: Ventanas a la calle / son peligrosas / pa las mares que tienen / las niñas mozas; Seguiriya: Ventanas a la calle / son peligrosas / pa las mares que tienen prima mía / las niñas mozas, que es muy usada en la práctica vocal del flamenco, así como el refrán de tres versos que sirve de remate (y moraleja) a este tipo extendidísimo de copla popular, condiciona los versos melódicos que se adaptan a esa métrica concreta. De ahí que los estilos del flamenco compartan muchos elementos musicales entre sí, debido a que su estructura formal se ve supeditada a la extensión métrica de los versos de cada una de las letras cantadas.

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