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LAS LETRAS DEL FLAMENCO
Acerca de las clases

El tema amoroso ocupa una buena porción de letras flamencas, siendo el sentimiento cotidiano y vivencial el principal. El amor comparado con las divinidades a modo de exaltación suprema:

Vente conmigo a mi casa,
que yo le diré a mi madre
que eres la Virgen de Gracia

Y al contrario, los santos se usan como muestra del desamor 

Te tienes que quedar
con el dedo señalando
como se quedó San Juan.

La precariedad del instante y la aceptación filosófica de lo inevitable, lo temporal de la posesión de quién se ama. Las promesas de fidelidad también están muy presentes en las letras flamencas. Buendía apunta la presencia del desprecio, el deseo de olvido, y hasta el insulto y la imprecación violentos, pasando previamente por una postura de altiva arrogancia, no exenta de una filosofía popular de estoicismo ante lo inevitable

Corazón mío,
no llores ni te muestres afligío,
que lo que ha sío y no es,
como si no hubiera sío.

El amor despechado, la vergüenza por ser revelado el desamor, la agresión verbal, el machismo (tan presente en las letras hoy casi en desuso). El amante afligido prefiere olvidar, el ser amado ha muerto para él: 

Me daba alegría al verte,
ahora se me da lo mismo
el verte como no verte.

No niego que te he querido,
pero en el alma me pesa
y el haberte conocido.

También el insulto, la maldición, la puñalá, la locura del amor perdido lo encontramos con mucha frecuencia en las letras del flamenco:

Te pones por las esquinas
a decir que no me quieres.
Andas loquita perdida,
mala puñalá te peguen.

El dolor, el desengaño, la tragedia del amor perdido:

Yo creía que el amor
era cosa de juguete,
y ahora veo que se pasan
las fatigas de la muerte.

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