Antes de que el mundo de la tonadilla y la majencia ocupara el panorama musical castizo de las Españas, la guitarra venía haciendo su labor, primordial para entender el nacimiento del género flamenco, creando y recreando un repertorio castizo que sentaría las bases sobre las que se edificaría poco a poco el gran monumento de lo que hoy es la guitarra flamenca.
El primer fandango documentado se remonta a 1705
Es obligado citar además el fandango compuesto por el compositor toscano residente en Madrid Luigi Boccherini en sus quintetos arreglados con acompañamiento de guitarra. Se trata de una versión del popular fandango que se escuchaba en Madrid, obra del Padre Basilio, sacerdote del convento de los Basilios. Está en re menor lo que equivale en lenguaje flamenco al tono por medio, y el acompañamiento es el del bolero, conocido entre los flamencos como abandolao.
La siguiente revolución en el instrumento se debe a la inclusión de una sexta cuerda y al abandono definitivo de los órdenes dobles que tenía la guitarra barroca. Este hecho no solo amplía considerablemente el rango del instrumento, una cuarta más grave que la de cinco cuerdas, sino que posibilita la ejecución de la cadencia sobre el Mi, el conocido entre los flamencos como tocar por arriba.
Fue en la capital gaditana donde aparecen un número considerable de guitarreros que comienzan a construir sus instrumentos con seis cuerdas hasta el punto de que el modelo más conocido en Europa y América se denominaba modelo Cádiz
La división entre la guitarra barbera y su pariente más refinado se hace patente con la llegada de este nuevo instrumento, bifurcándose para siempre en dos instrumentos iguales morfológicamente, aunque muy distintos, tanto en su construcción (maderas más económicas) como en la práctica de tañerlos.
En este sentido es importante lo que encontramos en el Arte de tocar la guitarra española por música, compuesto y ordenado por D. Fernando Ferandiere, Profesor de Música en la Corte madrileña, editado en 1799:
“Estoy persuadido á que con solo un buen Maestro y este libro, con las diez y siete lecciones de que va adornado, será suficiente para aprender la música, y tocar un instrumento nacional tan completo y tan hermoso, que todas las naciones lo celebran, aun sin saber hasta dónde llegan las fuerzas de nuestra Guitarra, porque los unos se contentan con rasguear el Fandango y la Jota, los otros con acompañarse unas Boleras; los Músicos con acompañarse Arias, Tonadillas”
Esta guitarra, que llamaremos ya romántica, tiene un mayor tamaño que su hermana mayor, pero aun no será la que mediado el siglo 19 construye Antonio Torres, cuya plantilla, con leves actualizaciones, ha llegado hasta hoy. El surgimiento de un repertorio cada vez más abundante para la hoy conocida como guitarra clásica irá poco a poco arrinconando la guitarra barbera hasta la llegada de virtuosos como Trinidad Huertas, Julián Arcas o Paco de Lucena. Aun así será mayoritariamente poco considerada, acusada de ser protagonista de las fiestas y bailes de candil, donde predomina el rasgueo y otro elemento muy a tener en cuenta, los golpes sobre la tapa
Aquel fandango en menor y bailable dará paso a una versión moderna cantable y en modo mayor, hecho propiciado también por la inclusión de la sexta cuerda, dando lugar a los primeros fandangos cantables conocidos como rondeñas
Con el siglo 19 el flamenco comenzará a ver la luz. Las formas se van concretando y los estilos definiendo, siempre acompañados por la guitarra barbera. Los bailes de gitanos surgen a partir de la necesidad de afianzar la identidad frente al invasor francés a través de un grito de indigenismo
Mientras que la escuela clásica de Fernando Sor y Dionisio Aguado (tocar por lo fino) consolidaba el instrumento con obras de cada vez mayor dificultad de ejecución
En Granada aparece quien está considerado como pionero del toque popular-artístico, Antonio Rodríguez El Murciano, quien dejó huella con su rondeña y otros toques que bien podemos situarlos en los albores de la guitarra flamenca. Vivió finalizando el siglo XVIII y principiando el XIX. Su hijo conocido como Malipieri, y una nada desdeñable nómina de alumnos, se encargaron de difundir su obra. En los textos de referencia sobre el Murciano aparece el compositor ruso Glinka, quien anotará una considerable cantidad de música recibida directamente del guitarrista granadino.
Norberto Torres se refiere al método de guitarra de Vargas y Guzmán
Como decimos, uno de los principales guitarristas que practicaban el toque barbero fue Trinidad Huertas, un virtuoso cuyo repertorio abarcaba tanto música académica como popular. A él se refiere Fernando Sor como un sublime barbero con su toque al puente y percutivo
Huerta o Huertas, Trinidad o Trinitario, de segundo Caturla nació en Orihuela en 1800 y falleció en París en 1875. Además de ser el autor del Himno de Riego, en sus programas aparecen variaciones sobre el fandango antiguo (folías de España) y moderno (rondeña andaluza), Jota navarra y aragonesa, Fandango improvisado, Improvisación sobre temas nacionales españoles, Fantasía española sobre el tema de la cachucha y el Jaleo de Cádiz, Jaleo de bravura… aires de profundo aroma flamenco y en los años cruciales de la forja del género.