Contenido del curso
TEMA 1. Introducción a la historia del flamenco
Las tres principales ramas del género flamenco, el cante, el toque y el baile, las debemos observar en su evolución histórica atendiendo a los diferentes rastros que se han ido conservando o han sido rescatados por la historiografía, a fin de poder estudiar las formas arcaicas de cantar, tocar o bailar que puedan ser consideradas como antecedentes de lo flamenco. Cuando hablamos de música retroceder en el tiempo es siempre complicado. Y si nos remontamos a la prehistoria, ¿Qué podemos decir?
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TEMA 2. Geografía del Flamenco
El flamenco, como género musical originario de Andalucía, podemos conocerlo a partir de los diferentes territorios donde fueron creados los diferentes estilos o bien según la procedencia de sus principales creadores e intérpretes. Para estudiar la historia del flamenco debemos antes repasar la geografía, aunque el flamenco, como género artístico que es, no está ligado al territorio, sino más bien a los artífices del repertorio, más allá de su procedencia, sin embargo, al tratarse de un género de tradición oral, las ciudades, comarcas y pueblos de Andalucía principalmente tienen un indiscutible protagonismo en su devenir histórico, de ahí que queramos repasar, aunque sea de forma somera, el aspecto geográfico en relación a la historia del flamenco.
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TEMA 3. Tiempos Primitivos
La pre-historia del flamenco se remonta a los orígenes de una tierra antigua como es la Baja Andalucía, las provincias de Cádiz y Sevilla, el umbral de poniente, el jardín de las Hespérides, el finisterre del sur de Iberia. Un lugar por donde muy numerosas culturas han ido depositando durante siglos sedimentos de cultura hasta lograr ese conglomerado mestizo, precioso y antiguo que es la cultura andaluza, y una de sus expresiones más singulares y que mejor resumen ese proceso: la cultura musical y bailable del flamenco.
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TEMA 4. Un Nuevo Mundo para Andalucía
Tal y como hemos visto en los temas anteriores, el papel de la Península Ibérica y, en particular, de las provincias béticas, está lejos de ser un mero actor secundario en el Concierto Universal, al contrario, desempeña un rol protagonista. Los acontecimientos que desencadenan el fin de la Edad Media y el inicio de la Edad Moderna vuelven a poner a las provincias flamencas en la vanguardia de la historia. Si en las columnas de Hércules, símbolo de España presente hasta hoy en los escudos de Cádiz, Andalucía y España, la leyenda que las abrazaba era Non plus ultra (no más allá), sin embargo a partir del año 1493 el non tuvo que desaparecer y será, ya para siempre, Plus ultra.
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TEMA 5. Majos y Boleros
Mediado el siglo 18 los majos y majas eran un modelo a seguir por una España dominada por la cultura franco-italiana importada por los Borbones. Entre pelucas francesas y minués, entre gorgoritos italianos y vestimenta a la moda, en españolito de a pie se miraba en los majos, que eran la sal del mundo, y Cádiz aportó muchas maneras a estos personajes de rompe y rasga.
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TEMA 6. Los Primeros Flamencos
¿Quién obró el milagro? ¿A quién debemos la bendita alquimia que supo fundir Oriente y Occidente para crear un género musical tan rico y fascinante? Me gusta nombrar como alquimistas a todos aquellos músicos y bailadores que, cantando, tocando y bailando, contribuyeron a forjar el flamenco, fundiendo como decimos el acento oriental del cante andaluz, preferentemente gitano o agitanado, con la guitarra; es decir la melodía microtonal del cante fundiéndose con la guitarra temperada por los trastes que dividen la octava en 12 semitonos. Un milagro que se logró en Andalucía y que dio como resultado un género único, preciso y precioso.
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TEMA 7. Cafés de Cante, toque y baile
El flamenco es el cante, se toca el cante y se baila el cante. Está en su ADN. Aunque la especialización del toque y el baile haya propiciado una mayor proyección en los escenarios de todo el mundo, debido seguramente a una cuestión idiomática, al no entender las letras no disfrutas la música como es debido, y más en el flamenco, con el carácter esencial de sus letras.
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TEMA 8. La Edad de Oro
La flamencología ha otorgado el honor de considerar como edad de oro de la música flamenca la época de los cafés cantante, es decir, las últimas tres décadas del siglo XIX y primera del 20. Para ello se mitificó debidamente una época en la que el cante se encontraba en un proceso formativo y, aunque muchos de los principales estilos ya habían cristalizado en las formas que hoy conocemos, aún no había dado el flamenco el salto definitivo hacia la variedad estilística de la que a partir del siglo XX gozó el género en sus tres facetas de cante, toque y baile.
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TEMA 9. Guerra, Postguerra y Flamencología
La Guerra Civil española interrumpió el proceso de renovación que el género flamenco venía experimentando desde los primeros años del siglo 20. Desde su origen, allá por 1850, no había hecho más que evolucionar y en julio de 1936, según se puede comprobar en la prensa de la época, se encontraba en su punto álgido en cuando a creatividad y variedad de repertorio. Había cante, toque y baile para todos los gustos, las figuras más destacadas estaban en activo y todo apuntaba a una mayor internacionalización de lo flamenco, no sólo como algo exótico, principal atractivo en los orígenes, sino como muestra de la vanguardia del arte musical y bailable de las Españas.
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TEMA 10. Tradición y Vanguardia
En el décimo y último tema del curso Historia del Flamenco tratamos las décadas postreras del siglo 20, los cuarenta años que van desde la entrega de la llave de oro del cante a Antonio Mairena en 1962 hasta la concesión en 2004 del Premio Príncipe de Asturias a Paco de Lucía.
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HISTORIA DEL FLAMENCO
Acerca de las clases

Las tres principales ramas del género flamenco, el cante, el toque y el baile las debemos observar en su evolución histórica atendiendo a los diferentes rastros que se han ido conservando o han sido rescatados por la historiografía, a fin de poder estudiar las formas arcaicas de cantar, tocar o bailar que puedan ser consideradas como antecedentes de lo flamenco. Cuando hablamos de música retroceder en el tiempo es siempre complicado. Y si nos remontamos a la prehistoria, ¿Qué podemos decir? 

La situación geográfica de las provincias gaditana y sevillana convirtieron ese territorio en una encrucijada de la humanidad: no en vano están situadas en el vértice de África y Eurasia, mirando a América. Esta estratégica localización convirtió a la antigua ciudad de Cádiz, y también a Sevilla, en puntos cruciales para el intercambio cultural. Lo que durante siglos fue el umbral de Poniente, el Jardín de las Hespérides, las columnas de Hércules, el Non Plus Ultra. A partir de 1493 se inicia entonces una nueva era con el primer regreso colombino, dando comienzo la Edad Moderna. La migración milenaria de Oriente hacia Occidente amplió el horizonte cruzando el océano y extendiéndose hacia un Nuevo Mundo. El impacto de esa nueva era propicio que Andalucía Occidental pasara, de ser el fin del mundo conocido, a estar en el centroEn el Tema 2 nos detenemos de forma somera en la Geografía del Flamenco. Para profundizar sobre esta disciplina recomiendo el curso de esta plataforma dedicado a la geografía jonda..

Sabemos que el género flamenco en su conjunto proyecta una misma estética que reconocemos como flamenca: el acompañamiento de la guitarra, cuyos ancestros localizamos bastante nítidos a partir del siglo XVII; el baile, destilando una tradición milenaria que confluye en lo bolero para hacerse por fin flamenco mediado el siglo XIX, y el cante, igualmente de hondas raíces, aunque como resultado de ‘recrear en modo romántico’ tonadas y melodías tradicionales con un acento claramente oriental. Y fueron los llamados gitanos de la Baja Andalucía quienes supieron preservar esas melodías maceradas durante siglos. La austera percusión de palmas y pies, ambientada en el jaleo, completa esa estética musical que reconocemos como flamenca.

Las referencias históricas que se desprenden de los  estudios de flamenco confirman que este género musical y bailable nace cuando surge el cante para escuchar, libre de la dependencia del baile y acompañado de guitarra. Polos, cañas, serranas, livianas, soleares, cantiñas y seguiriyas abrieron el camino, y tanto la técnica como la estética de los toques se fueron configurando a la par que los cantes iban cristalizando en las distintas variantes que conforman el género. Los primeros cantaores se acompañaban ellos mismos a golpe de guitarra los cantos y bailes tradicionales de Andalucía, desmintiendo la idea de que primero fueron los cantes a palo seco, sin acompañamiento, aparentemente más antiguos. La antigüedad de la guitarra respecto del género flamenco nos indica que, no por cantarse sin acompañamiento estilos como por ejemplo las tonás, estas tienen porqué ser más antiguas que el polo o la soleá.

Obviamente, la guitarra flamenca no nació de la noche a la mañana, ya que es el resultado de la evolución centenaria de este cordófono español. Primero fue laúd árabe, vihuela y guitarra de cuatro órdenes finalizando el siglo XV, en el XVII fue guitarra de cinco órdenes conocida como guitarra barroca. Hacia 1780 a esa guitarra se le añade la sexta cuerda, la llamada guitarra romántica. Mediado el siglo XIX tendremos por fin la guitarra propiamente flamenca, instrumento de acompañamiento a los cantes y bailes del paísEl nombre flamenco se atribuye al género musical al menos a partir de 1847, sin embargo, durante muchos años tenía otros nombres alternativos, como cantos nacionales, cantos del país, cantos andaluces e incluso canciones gitanas., y que hoy reconocemos como flamencos.

Escribir entonces una historia creíble del flamenco nos obliga a trazar dentro de lo posible puntos de unión entre los principales elementos musicales que lo configuran como genero respecto de sus correspondientes antecedentes. ¿Cómo influyó la folía en los fandangos o la zarabanda en el compás de las cantiñas? Habrá que dar respuesta a esas cuestiones y esa es la meta principal de este curso de historia del flamenco, como género de música y baile.

Si nos referimos a los orígenes del cante flamenco, mientras que los de la guitarra y el baile se pueden vislumbrar con mayor claridad, con el cante no logramos ir más allá del siglo XVIII, por ejemplo con aquella queja de galera que tanto llamó la atención del Bachiller Revoltoso en 1747, justo un siglo antes de que Lázaro Quintana se presentara ante el público madrileño apareciendo como “cantante flamenco” en el titular, y anunciado como “cantante del género gitano”. Lázaro era sobrino de El Planeta y la noticia del 6/6/1847 en el madrileño diario El Espectador es la primera vez, hasta el momento, en que viene referido el término flamenco en relación con la música. La dicha “queja de galera”, pasando por las similitudes entre algunos cantos árabes con los martinetes y algún tipo de soleá, llevaron al estudioso francés Pierre Lefranc a concluir que ahí podría estar el origen de la melodía flamenca.

Estudiando el repertorio de tonadillas, entremeses y sainetes de la segunda mitad del siglo XVIII no hemos podido encontrar huellas claras de un canto similar al cante más allá de las consabidas melodías ornamentadas y melismáticas puestas en boca de los personajes gitanos que aparecen en ese repertorio. No existen rastros claros del cante flamenco anteriores al siglo XIX, lo que nos lleva a pensar que el cante es un artificio artístico creado por un pequeño grupo de cantaores en las primeras décadas del siglo romántico, simulando un canto oriental con el que dar carta de naturaleza a su cultura mestizada en el tiempo en las provincias de Cádiz y Sevilla principalmenteLa Biblioteca Municipal de Madrid guarda más de dos millares de estas obritas repletas de casticismo y aroma pre-flamenco. Ver mi libro sobre este tema..

Es posible que el cante surgiese, entonces, como expresión artística inspirada en aquellas tonadas (tonás) y martinetes, romances y gilianas que cultivaban los gitanos de Sevilla y Cádiz en la segunda mitad del siglo de las luces. Ya en el siglo 19 cantaores concretos, gitanos o no, fueron configurando sobre esa melodía modal, propia de los cantos atribuidos a los gitanos de Andalucía la baja, los cantes por seguiriya y soleá para, sobre esa estética musical concreta, adaptar todo tipo de canciones populares e incluso alguna de origen académico, digamos “aflamencándolas”, para integrarlas en el repertorio. Cantes que se fueron extendiendo por el tiempo y el espacio hasta completar, avanzada la segunda mitad del siglo XIX, el género flamenco, en el propicio ambiente de los Cafés Cantante.

No obstante, debemos apuntar la existencia probada de una serie de canciones andaluzas que ya dejan entrever la modalidad frigia propia de las melodías flamencas, por ejemplo el zorongo y algunos polos de la segunda mitad del XVIII, músicas localizadas en el repertorio de tonadilla que muestran melodías que servirán también como antecedente de la tonada jonda.

Por otra parte, están los estilos que se cantan en modo mayor y menor, donde podemos apreciar como antecedentes en sus melodías las jotas, seguidillas y fandangos que se cultivaban en Andalucía, así como tangos o las seguiriyas cabales (seguiriyas en modo mayor). Los modos melódicos que sugieren las melodías flamencas son de toda condición, y las que se realizan sobre el modo frigio de Mi serán las consideradas netamente flamencas, aunque en muchos cantes por tonás observamos que se cantan sobre el modo mayor y menor, lo que podría apuntar a un origen artístico y romántico, hechas a la medida del género flamenco que poco a poco iba consolidándose al obtener el favor del público en los teatros y cafés.

El flamenco, como expresión musical tal y como hoy la conocemos, surge de la profesionalización de los cantaores, guitarristas y bailaores que por su valía estaban en condiciones de llevar al terreno artístico sus cantes, toques y bailes. Cuando el repertorio estaba lo suficientemente consolidado, con una estética reconocida, los pioneros del género comenzaron a buscar un espacio apropiado para ofrecer su arte al público, y, tras ser convenientemente “ensayados” en las fiestas familiares, ventas e incluso en los teatros, encontraron en los cafés el lugar idóneo. Hasta entonces, como decimos, las ventas eran su terreno, así como las fiestas vecinales o las celebraciones de todo tipo, y esporádicamente los más avezados subían a las tablas de los teatros, pero fue en los cafés llamados cantante, al estilo del cafè chantant francés, donde se comenzaron a escuchar los cantes alante, intermediados por los bailes del país que cada vez eran menos boleros y más flamencos.

Aquellos locales surgieron mediado el siglo XIX y comenzaron su decadencia en los años veinte del siglo pasado. En 1908 una orden ministerial les dio la puntilla y el flamenco más profesionalizado regresaría entonces a los teatros con la conocida “ópera flamenca”.

En el flamenco de café se desechan definitivamente instrumentos como los panderos, violines o bandurrias, siendo la guitarra y el cante los medios de expresión principales. En palabras de Blas Vega:

“fue tal la aceptación, que rara era la provincia española que no contara con algún café cantante en su haber”. 

Julián Pemartín sintetizó sus características ambientales:

“Los cafés cantantes estaban instalados alrededor de un patrón general: un salón, lo más amplio posible, y decorado con espejos y carteles de toros, en el que además de las sillas y mesas destinadas al público se levantaba el tablao en donde actuaba el cuadro flamenco. Pero los cafés no solo eran para el flamenco, allí cabían bailes de todo tipo, magia y hasta lidia de becerros”.

Sin embargo, la mala fama de aquellos garitos se extendía, los detractores del género ponían en tela de juicio su utilidad y en los periódicos solían aparecer más comentarios sobre lo que allí ocurría en la sección de sucesos que en las gacetillas de espectáculos, maldición que arrastra el flamenco desde entonces.

¿Cuáles fueron las condiciones sociales y musicales para que en Andalucía surgiese, mediado el siglo XIX, el género que conocemos como flamenco? Nos gusta llamar “alquimistas” a todos aquellos que contribuyeron a forjar el flamenco fundiendo el acento oriental del cante andaluz, preferentemente gitano o agitanado, con la guitarraVer Tema 4; es decir la melodía microtonal del cante fundiéndose con la guitarra temperada por los trastes que dividen la octava en doce semitonos exactos. La labor no fue sencilla, llegándose a desarrollar incluso un sistema armónico propio que algunos llaman frigio y aquí preferimos llamarlo simplemente flamenco. Un auténtico milagro, amalgamar todos esos ingredientes para obtener oro puro fue el resultado de esta alquimia. Lo que convierte a los artistas flamencos en una suerte de reyes Midas procedentes buena parte de ellos de las provincias gaditana y sevillana.

Conseguir expresarse con un acento propio llegó a ser la meta a alcanzar para muchos músicos españoles del XIX. Sabiéndose diestros en esas lides, supieron confeccionar un lenguaje que sobre todo se nutría de ingredientes digamos indígenas. En este sentido diremos que todo en el flamenco, desde un punto de vista musical, parece hecho como oposición a la cultura europea, en lo rítmico y en lo melódico, pero también en lo armónico, de ahí su ramalazo oriental y su envoltorio americano. En nuestras conferencias solemos decir, medio en serio medio en broma, que el flamenco es una música que parece hecha a posta para que no la entiendan aquellos que han estudiado en un conservatorio, la música antiacadémica por antonomasia. Aquí nos atrevemos a intentar sumar algo de academicismo si eso nos ayuda a comprenderla un poco mejor su evolución histórica. Una música de pura cepa hispana que en cierto modo es “la banda sonora de nuestra historia”.

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