La presencia americana en la música del flamenco se remonta a los primeros años de la colonia cuando hacia finales del siglo 16 llegaron los sones de la zarabanda o la chacona que tanto influyeron en el devenir de la música tradicional andaluza y siglos después camparían a sus anchas en la música de media Europa. Además, el fandango, baile de los que han estado en los Reinos de Indias, como lo define el Diccionario de Autoridades hacia 1735, se encuentra sólidamente enraizado en la cultura musical ibérica. En este sentido es preciso apuntar que el flamenco es un género con múltiples influjos de allende el océano. Estilos como las guajiras y las rumbas, o las colombianas, creación de Pepe Marchena, debemos incluirlos en este apartado.
El Punto es un género de la música cubana que sentó las bases armónicas y melódicas de la guajira flamenca. En su origen está emparentado con el zarandillo, género del siglo XVII que utilizaba la décima y el compás de amalgama descendiente de la zarabanda. El aflamencamiento de aires y tonadas procedentes de Cuba cristalizaron a mediados del siglo 19 en un tipo de tonada que se dio en llamar guajira, y que con Silverio Franconetti, Curro Dulce, Antonio Chacón y Pepe Marchena cobraría rango de cante flamenco.
Por su parte, la rumba cubana nominada guaguancó cubano podría ser el punto de partida para la rumba flamenca, aunque ésta no deja de ser un tango flamenco con la rítmica desdoblada. Su correspondiente cubano más cercano sería no obstante la guaracha y un tipo de rumbitas campesinas, como el papalote, que abundan por toda la isla, preferentemente entre los guajiros del interior. En este montaje de audio podemos escuchar cómo pudo haberse generado la rumba flamenca partiendo de la guaracha (Trío Matamoros), pasando por la rumbita El papalote y éste último en la versión de Pepe de la Matrona, contenida en las Rumbas de 1914 que el cantaor sevillano grabó para la Magna Antología del Cante Flamenco de Hispavox.Las rumbitas cubanas nos indican pues el camino que pudo haber seguido el estilo flamenco hasta configurarse como tal. Un buen ejemplo sería la rumbita campesina El cangrejo.
La rumba pudo surgir entonces a partir de la disolución de elementos de la guaracha que, junto con otros pertenecientes a géneros flamencos del complejo de los tangos, muy emparentados con el carácter rítmico-armónico de la música cubana, cristalizaron a principios de siglo 20 en géneros que pasaron a denominarse rumbitas, rumbas, chuflas, buena parte de ellas pertenecientes al repertorio de revista que tuvo gran auge a principios del siglo XX. Dentro del desarrollo de la rumba en el flamenco, hay una primera época de espectáculos de variedades, zarzuelas y otros géneros más o menos líricos en las que, aún sin definir y bajo el nombre de chuflas, rumbitas, tanguillos o incluso milonga (ver milonga de Pepa Oro), los elementos fundamentales de la rumba flamenca van cobrando carácter propio en las interpretaciones de La Chelito, Rosario Soler, María la Cubana y Flory y Marta Oliver, entre otras.
Después de los primeros años de la rumba, el auge del estilo se da en los años sesenta del siglo XX, sobre todo en el ámbito de los tablaos, aunque los cantaores siempre tuvieron prevención a interpretarla a no ser para acompañar el baile. El Chaqueta, Beni de Cádiz y Chano Lobato serán los mejores intérpretes. El Beni de Cádiz nos muestra algunos de los principales elementos que constituyen la rumba flamenca.
Otro fenómeno de la adaptación rumbera plena de rajo flamenco será Miguel Vargas Jiménez, Bambino, quien tuvo que competir desde los primeros sesenta con la irrupción comercial de la llamada rumba catalana que hemos comentado antes. Camarón también hizo maravillas con la rumba, como por ejemplo la famosa canción original de Kiko Veneno Volando voy.