El año de 1956 marcó un antes y un después para el flamenco en general y para la ciudad de Córdoba en particular. Por iniciativa del poeta de Puente Genil Ricardo Molina, el autor argentino del libro Flamencología Anselmo González Climent, y el apoyo de la ciudad cuyo alcalde Antonio Cruz Conde se comprometió a darle el impulso económico necesario. El certamen es trianual y en aquella primera edición encumbró a un joven cantaor de nombre artístico Fosforito, Antonio Fernández Díaz.
El concurso se hizo a imagen y semejanza del Concurso de Cante Jondo de Granada de 1922 que Manuel de Falla y Federico García Lorca impulsaron marcando también un hito en la historia del flamenco. El día 25 de abril de 1956 dieron comienzo de las pruebas de admisión de aquella primera edición y desde entonces fue el certamen de más prestigio entre los artistas y un repaso a todos los premiados dan buena cuenta de ello. Nombres que son hoy historia del flamenco se alzaron con premios en el concurso cordobés, de Antonio Mairena a Paco de Lucía, de Fernanda de Utrera a Manolo Sanlúcar, Mario Maya, Paco Cepero o El Pele.
El prestigio del concurso de Córdoba ha cedido ante la presión ejercida por el Concurso de La Unión que, hoy por hoy, ostenta el primer lugar entre la afición y los profesionales. Lo que un día fue el concurso cordobés hasta el momento, no ha vuelto a lograrse.