La estética musical de las tonás responde en mayor o menor medida a lo que conocemos como cante jondo. De las 26 documentadas por Demófilo han llegado a nosotros solo unas pocas, disolviéndose la mayoría en patrones melódicos que irán cristalizando, como hemos apuntado en la introducción, en seguiriyas y soleares, incluso en malagueñas y tientos.
Su estrofa es por lo común una tirana -cuarteta asonantada- o un fragmento de romance
Podríamos fechar hacia 1830 el proceso de disolución de las tonás y el consiguiente nacimiento de las importantes escuelas seguiriyeras de Sevilla, Jerez, Cádiz y los Puertos. Por su parte, el martinete parece ser la primera toná que se presenta en su forma flamenca, es decir, para cantar ‘alante’ en un escenario, aunque tendremos que esperar al siglo XX para ver las tonás entre el repertorio de los cantaores y, por supuesto, grabada en disco.
Hoy por hoy es raro el cantaor que no lleve tonás en su repertorio, aunque fue el concurso de Granada de 1922 cuando se incluyeron como sección del concurso y desde entonces vienen siendo practicadas por los flamencos de forma frecuente
Existen diversas modalidades de tonás que podemos escuchar aquí. Sin embargo hay un cantaor a quien debemos la recuperación de algunas de ellas, nos referimos a Rafael Romero ‘El Gallina’, cantaor jienense de Andújar, que fue el elegido por Perico del Lunar padre para interpretar la tanda tonás en la mítica Antología de Hispavox del año 1954. Ha servido de modelo, en el repertorio de las Tonás chicas sobre todo, para los cantaores más jóvenes.
Al parecer esa tanda que canta El Gallina es la que solía realizar Antonio Chacón, a quien Perico el del Lunar había acompañado en la época de los colmaos y la ópera flamenca, y que seguramente fueron por él recogidos y transmitidos a Rafael Romero, quien ha dejado su sello en este repertorio flamenco (El Gallina – Toná chica), o esta otra que se suele conocer como “vinieron y me dijeron” (Enrique Morente – Toná).
Seguimos aquí la clasificación realizada por el flamencólogo francés Pierre Lefranc quien, en su imprescindible trabajo sobre El cante jondo
El investigador francés se refiere a las tonás intimistas en relación con aquellas de Chacón recuperadas por Rafael Romero con Perico del Lunar que siguen el modelo melódico que se encuentra, siempre según Lefranc, en la llamada a la oración que se conocemos como Iquama
La toná de la serrana rebelde:
No te rebeles serrana y aunque
te mate tu gente.
Yo tengo hecho juramento
de pagarte con la muerte.
Vinieron y me dijeron
que tu habías hablao mal de mí,
mira mi buen pensamiento
que yo no lo creía en ti.
Oh pare de almas
y ministro de cristo,
tronco de nuestra madre iglesia santa
y árbol del paraíso
En las tonás orientadas hacia lo elocuente, Pierre LefrancLefranc…, p. 84 ss incluye otras tonás que también suelen estar en el repertorio de los artistas flamencos. Se refiere a la toná del olivarito
Y hasta el olivarito del valle
acompañé a esta buena gitana.
Le eché el bracito por encima
y la miré como a una hermana.
Yo soy eray en el vestir,
calorró de nacimiento.
Yo no quiero ser eray
siendo caló estoy contento.
En este grupo de las tonás orientadas hacia lo elocuente incluye Lefranc también, como Toná del barrio de Triana el cante que hoy conocemos como Debla:
En el barrio de Triana
ya no hay pluma ni tintero,
pa escribirle yo a mi madre
que hace tres años que no la veo.
Y por último también se incluyen en este grupo la toná que conocemos como toná grande:
Yo no te obligo serrana
de que me camel
es tú a la fuerza,
si no es de tu voluntá
que hazlo como a ti te parezca.
Los remates
Lefranc clasifica finalmente entre el grupo de las tonás los remates con los que se suelen cerrar las diferentes tandas, el remate de la verdad, el de los Montoya y el de las olivas.
El remate de la verdad, es el más interpretado del repertorio y es toda una declaración de principios religiosa, contundente en cuanto al compromiso del cantaor flamenco con su religión católica, para que nadie tenga duda de su adhesión inquebrantable a los principios del cristianismoEn este sentido Lefranc apunta que más bien parece un sentimiento musulmán, aquí reconvertido en cristiano, lo que no conduce a pensar en la enorme importancia, no suficientemente valorada, de los moriscos que se unieron a las bandas de gitanos para evitar la expulsión y, como gitanos, se convirtieron en cristianos y mostraron abiertamente su nueva fe (por la cuenta que les traía).:
Y si no es verdad
que Dios me mande la muerte (un castigo grande)
si me la quiere mandar.
El remate de los Montoya es menos conocido y practicado:
¡Sí sí, no no!
la casa de los Montoya
tembló pero no cayó
Y finalmente el conocido como remate de las Olivas que se suele cantar como remate de la denominada por Antonio Mairena giliana en el aire de las bulerías por soleá:
A la verde, verde,
a la verde oliva,
donde cautivaron
a mis tres cautivas.