El principal estilo del folclore bailable de Sevilla
Las seguidillas de Sevilla son eminentemente bailables y aparecen documentadas en todos los bailes celebrados en la capital andaluza y otras muchas capitales españolas desde el 19 hasta hoy. En 1847 se anuncia en el diario El Comercio de Cádiz que se bailarán sevillanas jaleadas que probablemente configurarán modelos como el de las corraleras.
El modelo flamenco surgirá entonces con la práctica que del estilo hacen los artistas en teatros y cafés. Porque las sevillanas son flamencas cuando las interpreta un flamenco
Es baile de pareja y la coreografía popular se corresponde con pasos propios de la llamada escuela bolera. En cada tanda de sevillanas la música suele ser idéntica entre ellas, separadas entre sí por el bien parao, heredado de las seguidillas boleras, separando entre sí las cuatro seguidillas de las que constan las sevillanas actualmente.
Se realizan en compás ternario (3/4) como es propio de todas las seguidillas. Al contrario que en los fandangos de Huelva las sevillanas se basan en un patrón abandolao (de seguidilla bolera) cortado en el primer compás y completo en el segundo:
Las sevillanas pueden adoptar las tres tonalidades que se usan en el flamenco, el mayor, menor y el propiamente flamenco, este último mas recientemente y reservado para las versiones más flamencas. Adopta numerosos tipos de letra, aunque como seguidilla que es, la letra de sevillana consta de cuatro versos (heptasílabos primero y tercero y pentasílabos segundo y cuarto) al que se le añade un estribillo de tres versos (bordón), resultando una letra de siete versos.
La melodía suele ser silábica, prescindiendo en general del canto melismático, y las cuatro seguidillas (generalmente con idéntica música) se estructura de la forma siguiente:
– Introducción de 3 o más compases que sirve de preparación al baile
– Salida (primer verso, 3 compases),
– Vuelta (ritornelo instrumental de 3 compases)
– Letra, que consta de tres grupos de compases, los dos primeros de 12 + vuelta y el último de 10 compases, concluyendo así la primera sevillana, hasta completar los 40 compases de que consta cada una desde la salida.
Existen numerosos tipos de sevillanas diferenciándose la mayoría por la melodía sobre la que se cantan y el modo de acompañarlas, mientras mantienen todas la estructura de cuatro letras de seguidillas separadas entre sí por la posición del bien parao. Entre las variantes más cultivadas destacan las boleras (tradición de la escuela bolera), de las cruces de mayo, corraleras (patios vecinales), bíblicas (modalidad de sevillanas oriunda de Alosno (Huelva) con letras referentes al Antiguo Testamento, lo que nos induce a pensar en un origen judío de las mismas), de feria, rocieras (dedicadas a la Blanca Paloma, con gaita –flauta- y tamboril
Se suele considerar sevillana clásica en el repertorio flamenco las grabadas por la Niña de los Peines a principios del siglo XX.
Y clásica son también las que grabaron Paco de Lucía y Manolo Sanlúcar para la película de Carlos Saura dedicada al estilo.