Las cantiñas tienen su origen en Cádiz capital y en las localidades de la bahía, El Puerto de Santa María, Puerto Real, Rota y San Fernando, y sobre todo Sanlúcar de Barrameda, cuna de fundamentales creadores de cantiñas. Excepcionalmente se cultivan cantiñas en otras localidades no gaditanas, como Lebrija o Córdoba.
Es comúnmente aceptado que las cantiñas propiamente dichas tienen en su mayoría su origen en las comarcas de la bahía, mientras las alegrías se crean y cultivan preferentemente en Cádiz capital. Las primeras noticias revelan la ligazón de Cádiz capital con el repertorio de alegrías. No es posible no obstante delimitar categóricamente las alegrías a un lugar concreto ya que el flamenco al ser una expresión artística elaborada por personas con nombre y apellidos, la inspiración creativa no conoce fronteras y un no gaditano puede ser artífice o recreador acreditadísimo de cantes por alegrías. No en vano la mayor propagadora de muchos de estos cantes durante las primeras décadas del siglo 20 fue la sevillana Pastora Pavón Niña de los Peines, genial recreadora de aires gaditanos y figura máxima de una época dorada del cante flamenco, así como el jerezano Antonio Chacón quien confirmó estilos de cantiñas tan destacados como el mirabrás y los caracoles.
Sanlúcar de Barrameda es un puerto importante de la provincia gaditana, paso obligado de los barcos que hacían la ruta Cádiz-Sevilla por el río Guadalquivir (y Sevilla-América), su participación en la forja de algunos estilos del flamenco es digna de tener en cuenta. De Sanlúcar fueron la familia de Los Bochoque, entre ellos María La Mica, a quien se atribuye la creación de la popular cantiña llamada de Las Mirris, hermanas sanluqueñas que de tanto ir y venir de Sanlúcar al Puerto de Santa María hicieron un carril. En Sanlúcar pudo nacer también el cantaor Tío José El Granaíno, creador fundamental de cantiñas y primerísima figura del cante flamenco de la segunda mitad del siglo XIX, y de Sanlúcar es Ramón Medrano, quien nos legara un buen número de cantes, entre ellos una versión de La Rosa, enigmático estilo emparentado con las romeras del que, en opinión de muchos estudiosos, parten los estilos más significativos de cantiñas.
El Puerto de Santa María es una de las principales plazas del flamenco, muchos han sido los intérpretes oriundos de esa ciudad. Si en la seguiriya El Puerto está a la cabeza en número de variantes, portuenses fueron también algunos destacados recreadores de cantiñas.
La Isla de San Fernando es otro de los lugares más flamencos de La Bahía gaditana, en la Isla nacieron El Fillo, los hermanos El Viejo de la Isla y María Borrico, creadores que revolucionaron el cante por seguiriyas. Su cercanía con Cádiz propicia un intercambio constante de sones entre ambas ciudades y ha sido la cuna de uno de los más importantes intérpretes de todos los tiempos, José Monje Cruz Camarón, soberbio por cantiñas.
Rota es también otra de las ciudades de la Bahía que han contribuido a engrandecer el repertorio de cantes gaditanos.
En Puerto Real nació Frasco El Colorao, uno de los primeros cantaores de los que se tienen noticia y que por seguiriyas marcó una época. Vivió en las décadas de gestación del flamenco y sus cantes, de aroma arcaico, ponen de manifiesto la importancia de la Bahía en la forja de los principales estilos del flamenco. También ha sido lugar propicio para la práctica de las cantiñas.
Este podría ser el esquema de la evolución de los estilos que dieron lugar a las cantiñas.