Debemos distinguir entre las livianas de antaño, que con todo probabilidad se cantaban sin guitarra, a palo seco, como un modelo más tonás, y las livianas que se cantan acompañadas de guitarra que son las que han llegado hasta nosotros.
La liviana es uno de los cantes más antiguos, tenemos referencia desde al menos 1827, cantadas en Cádiz por el sobrino de El Planeta Lázaro Quintana. Décadas más tarde, en un cartel del Teatro Principal de Valencia del día 24 de enero de 1852, aparece Francisco Pardo, de quien sabemos que interpretaba la serrana, cantando la canción Los machos de Perico La Cambra, seguramente el cante primitivo de lo que hoy llamamos liviana.
La letras sobre la que se canta se trata de una seguidilla y hoy se canta, con acompañamiento de guitarra, como preámbulo de la serrana, un cante con el que está muy emparentada, que también se canta sobre una estrofa de seguidilla y del que la liviana es cante de preparación. Antonio Chacón afirmaba que era el cante más auténtico del repertorio y uno de los más antiguos. Antonio El Chaqueta lo grabó sin guitarra lo que puede acercarnos al estilo primitivo.