Las soleares suelen ser de dos clases principales, de cuatro versos, y la llamada soleá corta, la soleá de tres versos
Por su parte, la soleá es uno de los bailes más emblemáticos del flamenco y, tal y como ocurre en el cante, su ejecución reúne todos los elementos esenciales de la estética bailable del flamenco. Muchos de ellos seguramente tomados de otro de los más antiguos bailes flamencos, las alegrías.
Las bulerías, bulerías por soleá, la caña y el polo tienen muchos elementos en común con las soleares, que hacen que los encuadremos dentro de su complejo genérico y cuyas características particulares comentamos en este Tema 6 y en el siguiente.
Como ya hemos apuntado, existe un buen número de variantes de cantes por soleá, prototipo de cante flamenco que ha inspirado a múltiples creadores para forjar las melodías que se han mantenido durante más de un siglo en la memoria de los flamencos.
En este esquema se puede observar los antecedentes y consecuentes principales de la soleá.
El compás de la soleá se basa en la amalgama de los metros de 6/8 y el 3/4 y su modelo es extensible a numerosos estilos flamencos. La armonía de la soleá se basa en el modo flamenco, sin embargo, durante la ejecución algunos de los acordes que acompañan a la soleá hacen claras incursiones en el modo mayor e incluso al menor, siendo no obstante el modo flamenco el dominante en el cante y toque por soleá. La tonalidad primitiva, según Manuel Cano, era por medio (La), hoy se hace este cante por arriba (Mi). La soleá ha sido siempre uno de los estilos que más han utilizado los guitarristas flamencos de concierto en sus composiciones. La elasticidad de su compás y sus estructuras tanto armónicas como melódicas, convierten a la soleá en un género ideal para la recreación de los guitarristas flamencos.
Desde antiguo se llamaron cantares de soledad a las estrofas de tres versos octosílabos que rimaban a-b-a, generalmente en asonancia. Pero la soleá asume desde un principio coplas de cuatro versos octosílabos con rima asonante o consonante en los pares; la conocida como soleá grande. Al primer modelo -de tres versos- se le conocerá, por tanto, como soleá corta o soleá en sí. Y existe una versión de la soleá corta llamada solearilla, donde el primer verso tiene tres o cinco sílabas, mientras que el segundo y tercero son octosílabos, manteniendo la rima propia de la soleá corta, A B A.