En este grupo encontramos cantes con muchos elementos musicales en común, predominando en todos ellos la cadencia melódica a la séptima menor en el primer tercio, inflexión que podríamos considerar como tono minero. Se agrupan bajo esta denominación de cantes de levante las tarantas, las mineras, cartageneras, murcianas, levanticas y el taranto.
Tarantas
Dentro del grupo de los llamados cantes de las minas, o cantes de Levante, la taranta es el estilo matriz; el que funciona como regulador. de los elementos que definen los cantes mineros. Es un cante virtuoso que necesita amplio rango vocal y constituye una variante del fandango libre de ritmo, de enorme calidad musical y extensa gama de variantes; son cantes de procedencia minera –de la mina y, principalmente, su entorno-, con principales variantes en Almería, Linares, Murcia, Cartagena y La Unión.
Las tarantas de Linares recurren más a la filigrana –especialmente en los remates-; las de Almería son menos barrocas y suelen comenzarse por el final del segundo verso. Todas tienen unas modulaciones características; atarantadas se les dice. Es propio de las tarantas, así como de otros cantes de Levante, el punto de inflexión melódica sobre el que reposa la voz en la copla sobre la séptima del primer grado (en Re mayor, Do natural).
Las tarantas presentan numerosas variantes como son la media taranta (más sencilla), la tarantilla (breve y alegre) y el taranto (viril y profundo, sobre una apreciable métrica binaria), la taranta artística o de La Unión que otros consideran la de Linares, y la taranta grande, al estilo de la Malagueña del Mellizo, y todos los cantes mineros que sin duda beben más o menos del caudal de música del cante por tarantas.
Nombres como el Ciego de la Playa, Pedro el Morato, que era trovero, guitarrista y vendedor ambulante, con su burro iba por [os pueblos de las zonas mineras, sobre todo de Cuevas de Almanzora y Vera, Concha la Peñaranda, de quien sabemos que era seguidora del Rojo y llama la atención que, entre las letras de sus cantes recogidas por Fernando el de Triana, no haya referencias al mundo de las minas. Y entre todos el más famoso y principal artífice del repertorio minero Antonio Grau, El Rojo el Alpargatero. Entre ellos se alza como protagonista indiscutible en la forja de diferentes variantes Antonio Grau El Rojo el Alpargatero.
En palabras de Martín Salazar El Rojo el Alpargatero había nacido en Callosa del Segura (Alicante), en 1847, y murió en La Unión en 1907. Cuando en 1885 se estableció en La Unión, el Rojo el Alpargatero era ya un cantaor prestigioso que en un principio fue considerado ajeno a la cuenca minera por los nativos de la región, como lo demuestra la siguiente copla:
Ha llegado un forastero
a la Sierra de La Unión,
no trabaja de minero,
le llaman en la región
el Rojo el Alpargatero
Además destacaron como creadores-intérpretes de los cantes mineros, Juan el Cabogatero, excelente tarantero, El Ciego de la Playa que tocaba la guitarra, trovaba y cantaba, y debió interpretar algún fandango especial porque de sus fuentes bebieron artistas de la talla de Chacón, Chilares, quien alternó con El Rojo en La Unión y dicen que fue excelente intérprete por Tarantas y Cartageneras, el Marmolista, otro de los principales de la época, actuando contratado en los distintos cafés de la ciudad. Fernando El de Triana, dijo de él que era el mejor intérprete de los cantes de Almería. Posiblemente D. Antonio Chacón beberá de su estilo. Entre todos irán definiendo las diferentes variantes.
Para acompañar el cante por taranta se estableció una tonalidad alternativa al toque por arriba que consiste en trasportarlo sobre el segundo traste, sobre el Fa sostenido modal, quedando la cadencia andaluza para las variaciones y falsetas de guitarra sobre los acordes de Si menor, La mayor, Sol mayor y Fa sostenido mayor, y para la sección cantable, la taranta propiamente dicha, tónica en el Re mayor, dominante en el La mayor y subdominante en el Sol mayor.
Se conocen numerosas variantes de tarantas bien por las regiones donde se creó como la de Linares, la de La Unión, etc. o por variaciones de los estilos personales
Un estilo muy extendido de taranta es la conocida como La Gabriela. Para Martín Salazar la taranta de la Grabiela fue uno de los estilos de más auge en los primeros quince años del siglo XX, siendo pocos los cantaores de ese tiempo que no la interpretaron; entre ellos destacó Escacena, el gran tarantero, pero a todos logró superar la Niña de los Peines en este cante.
Por su parte Kliman y Chaves son aún más exhaustivos en la clasificación y proponen, además de las citadas, las tarantas de del Nene de la Balsas, de Enrique el de lo Vidales, dos estilos de El Rojo el Alpargatero, de la Peñaranda, del Ciego de la Playa, de El Niño del Genil, de la Antequerana, de Basilio, de los Genaros, del Tonto de Linares, del Cojo de Málaga, tres estilos de Manuel Escacena, de Diego el Vagonero, de El Frutos de Linares, de José la Luz y Pedro el Moño, dos estilos de Manuel Vallejo, dos estilos de El Cabrerillo, del Personita, del Pena Hijo, cuatro estilos de El Niño de Marchena, del Chato de Valencia, dos estilo de Guerrita, de Luquitas de Marchena y de Pepe el Molinero.
Taranto
Es cante muy practicado por los cantaores gitanos. Podemos afirmar que en épocas recientes el cante oriental que más y mejor practican los cantaores gitanos es el taranto. Se puede deber a lo extendido que está entre los cantaores de Jerez, no en vano uno de los primeros en grabar el estilo fue Manuel Torres. Su impronta ha quedado fijada y muchos intérpretes siguen la estela dejada por el genial cantaor jerezano.
El Cojo de Málaga, de nuevo un cantaor gitano, dejó así mismo su personalidad en el cante del taranto que ayudó a modelar las ulteriores versiones.
El taranto es hoy por hoy uno de los bailes más apreciados que, en lógico sentido rítmico, acostumbra a concluirse por tangos.
El aire binario (de tiento-zambra) se puede escuchar ya en las grabaciones que realizó el jerezano Manuel Torre. Es cante sobrio y de temática ajena a la mina frente a la taranta. Al parecer fue Carmen Amaya quien hacia 1940 se presentó en Nueva York con un baile, con la guitarra de Sabicas, al que llamó taranto. Fosforito
Cartagenera
Ya existían en el siglo 19 denominaciones de cartageneras murcianas y, como nos hace notar Ramón Soler, en las placas grabadas por la cantaora rondeña Paca Aguilera ya vendrán rotuladas como tarantas, en este caso como taranta-malagueña. La cartagenera es un estilo encuadrado en el grupo de los cantes de levante que tiene su origen en un fandango popular de Cartagena (Murcia) que a finales del siglo 19 se fue configurando como cante flamenco al ser interpretado dicho fandango por destacadas personalidades cantaoras de la época. Ya en 1884 Concepción Peñaranda cantaba en el Café El Burrero de Sevilla un tipo de cartagenera, con marcado carácter de malagueña, es probable que en el acompañamiento abandolao con que en aquellos años se solían interpretar los cantes levantinos, y que seguramente había aprendido de Antonio Grau Mora El Rojo el Alpargatero, destacado intérprete y creador de estos cantes. También se pudieron escuchar en El Burrero las granaínas y cartageneras de África Vázquez, cantaora granadina que vivió largo tiempo en Almería.
Es muy frecuente encontrar grabaciones en los que se intercambia el nombre de cartagenera con el de taranta, malagueña o granaína, todas en referencia al mismo cante. A diferencia de otros cantes de la región, cabe destacar el carácter urbano de la cartagenera y su escasa vinculación con las minas (como es común a otros géneros de la región almeriense-murciana).
Dentro del marco musical de la cartagenera figuran como características generales los tercios largos y ornamentados. La cartagenera carece de toque propio siendo acompañada, como decimos, bien con el toque de la taranta, de granaína o el más común de malagueña. En la discografía flamenca se pueden encontrar diferentes variantes de cartagenera que se podrían clasificar en: cartageneras atarantadas, afandangadas, de Chacón, del Niño de Cabra, del Rojo el Alpargatero, de la Trini, de Cartagena, de La Unión, de origen.
Se suelen diferenciar como cartageneras cuatro variantes principales. Dos denominadas clásicas, y otras dos, una atribuida a Cayetano Muriel y la denominada malagueña-cartagenera de El Mochuelo.
El primero lo grabó Chacón con varias letras Reina en mi noche, A los pies de un soberano, Si vas a San Antolín, y día y al parecer lo hizo a partir de un cante de El Rojo el Alpargatero. La segunda variante es el que se conoce como Los pícaros tartaneros, cante siempre rotulado como malagueña en los discos de pizarra, como es el caso de las grabaciones de Escacena, Fernando el Herrero, Cayetano, Paca Aguilera o el Cojo de Málaga. Por su parte Kliman y Chaves es su estudio sobre los cantes mineros grabados en discos de pizarra plantean, además de las citadas, otras de variantes como las de El Canario, de Chilares, de la Rubia Santisteban, del Niño de San Roque, de la Peñaranda, del Rojo El Alpargatero y del Cojo de Málaga.
Mineras
Estilo perteneciente a grupo de los llamados cantes de Levante con unas características melódicas propias que lo hacen fácilmente reconocible. Su parentesco con la taranta y con los cantes mineros en general es más que evidente, pues de aquella deriva. Es un estilo de carácter severo, trágico, y decir reposado. De todos los cantes mineros es el en el que se menciona con más frecuencia el mundo de la mina.
Fue Rojo el Alpargatero quien en La Unión da forma definitiva a la primitiva minera, cuyas coplas –fandangos- hablan de la mina y las circunstancias humanas de tan duro ámbito. Chacón grabará bajo el título de minera otro estilo de cante –el que responde a la letra Ay, madrugar, cante inspirado en el llamado de madrugá. La discografía antigua recopilada por Norman Kliman y Rafael Chaves clasifica como mineras los siguientes estilos: minera de Pedro El Morato, de El Pajarito, de El Bacalao, del Penene de Linares, de Basilio, de Antonio Grau hijo, de su padre El Rojo el Alpalgatero, y las variantes del Niño del Genil. Con la puesta en marcha del Festival del Cante de las Minas de La Unión, se presenta un modelo inspirado en la minera del Rojo, que encuentra sendas variantes en las versiones de Antonio Piñana padre y Pencho Cros.
Por otra parte existe un toque particular de guitarra, creado por Ramón Montoya, bajo el nombre de minera como pieza de concierto, una taranta interpretada sobre un acorde transportado un tono más alto que el propio de la taranta: establece como tónica flamenca el Sol sostenido, sin embargo el cante de la minera
Murcianas
Estilo encuadrado en el grupo de los llamados cantes de Levante y por su nombre se ha insistido en que es la versión flamenca del fandango de Murcia. En realidad, no deja de ser una variante más de taranta, como ocurre con la minera. Antes de que en los años veinte los discos comenzaran a rotular los cantes como tarantas, ya existían cartageneras, murcianas. Bajo el nombre de murciana se han venido registrando diferentes cantes, algo muy común a toda la gama de cantes mineros y levantinos.
En las grabaciones antiguas encontramos dos variantes principales de murciana, la atribuida a El Cojo de Málaga y la variante de Angelillo (que es una variante de la primera) y la interpretó con la letra Soy de Murcia y no lo niego.
Levantica
Estilo del flamenco perteneciente a los llamados cantes de Levante. Se trata de una variedad de fandango hecho cante, muy semejante al fandango minero, pero de mayor musicalidad. La característica diferenciadora de la levantica y el fandango minero es que de manera insistente la cadencia se hace sobre el relativo menor, en vez sobre el tono fundamental, tal y como ocurre con frecuencia en la granaína.
El Cojo de Málaga grabó como taranta un cante que es el que hoy llamamos levantica con la letra Todas las mañanas la llamo. El mismo Cojo de Málaga haría otro cante que se rotuló también como levantica (en el original levantisca), preciosa joya del cante de Levante con la letra Y mira lo que te he comprado.
Además de los dos estilos del Cojo de Málaga, Norman Kliman y Rafael Chaves apuntan también el estilo de Juan Perea, que es una variante a su vez del segundo estilo del Cojo de Málaga.