La bambera, bamba o cantes del columpio, es la adaptación a lo flamenco de una melodía del folclore andaluz que se canta en determinadas celebraciones en las que era costumbre instalar columpios para que los mozos mecieran a las mozas (o las tatas a los niños) mientras entonaban dichas coplas.
Las melodías sobre las que se construye el estilo parten seguramente del repertorio de trilleras, nanas, caleseras, temporeras y otros estilos camperos que se realizan en Andalucía. Debemos, tras las investigaciones llevadas a cabo por Andrés Raya
Pero antes, como decimos, también la cantaron a lo flamenco primero Pepe Pinto, en 1935, catorce años antes que Pastora, y Pepe Marchena en la película Martingala de 1940, el primero rotulando el cante como fandangos, tal y como indica su copla de cinco versos, repitiendo uno de ellos resultando la estructura de seis versos propia del fandango andaluz
Podemos escuchar el recorrido de la bambera desde su origen en el folclore sevillano hasta su concreción flamenca siguiendo las grabaciones de sus protagonistas, en este orden, Pepe Pinto (1935), Pepe Marchena (1940) y Pastora Pavón (1949).
En todas estas grabaciones escuchamos el compás original de fandango, hasta que la bambera grabada por Juan Peña el Lebrijano en 1966, con el acompañamiento de Niño Ricardo, se hace en el aire de las bulerías por soleá, que es hoy el mas habitual. Así la grabó poco después Naranjito de Triana con la guitarra de Paco de Lucía
La copla de la bambera, al tratarse en origen de un fandango, suele ser de cuatro versos octosílabos que, repitiendo dos, completa la forma estrófica de propia del fandango, hasta lograr los seis versos melódicos de los que consta.
Entre sabanas de Holanda
y colchas de carmesí
(y colchas de carmesí)
esta mi niño durmiendo
que parece un serafín
(entre sabanas de Holanda)
La bambera se canta en el modo flamenco, sin embargo, en el final de cada tercio cantaor y guitarra realizan cadencias al modo menor. La secuencia de acordes sobre la que se acompaña a la guitarra no responde a la clásica de un fandango, alternando la tónica del modo flamenco con el segundo grado y un paso al cuarto para hacer entonces la llamada cadencia andaluza y cerrar en el Mi, primer grado