Fue Vicente Escudero quien en 1938 creó la siguiriya para el baile, que presentó en el Teatro Español de Madrid en 1940 (destacamos la recreación realizada por el bailaor sevillano Israel Galván).
Antes del vallisoletano nadie se había planteado el coreografía la seguiriya para ser bailada a lo flamenco. A partir de entonces figura como un baile más del repertorio y que los bailaores realizan con frecuencia. De ahí nace también el martinete que coreografío Antonio Ruiz El Bailarín, quien sobre el compás de la seguiriya realiza la coreografía de esta toná, la primera que fue bailada, lo hizo para la película Duende y misterio del flamenco de Edgar Neville del año 1952. Pilar López hizo un monumento por seguiriyas acompañándose de castañuelas. También Farruco bailó por seguirlas con el acento propio que supo imprimir a todos sus bailes. Y a dúo la bailó Antonio Gades con Cristina Hoyos. En opinión de Blas Vega es baile de los más jondos, como corresponde a su cante. Es sobrio, recio, patético y ceremonial, que no admite adornos fáciles. Se interpreta con un compás lento y pausado. Combina pasos de punteado con desplantes, que en este caso son fuertes redobles, incluyendo la escobilla en la parte media del baile. El paso fundamental consiste en un andar rítmico, con golpes secos, sonoros y cortados, avanzando y retrocediendo al bailaor sobre el mismo sitio, aunque la solemnidad ya se manifiesta en el arranque y en la salida, que se suele realizar dando un largo paseo. Pueden bailarla indistintamente hombres y mujeres, aunque se requiere un gran temperamento.
El toque por seguiriya seguramente fue creado por el pionero en la sonanta, el gaditano Maestro Patiño. A partir de ahí se van desarrollando recursos expresivos en ese ámbito, con el compás característico de la seguiriya y el toque por medio. Guitarristas como Montoya o Ricardo, Sabicas, (en la foto), Paco de Lucía y Pepe Habichuela perfeccionan el toque hasta lograr creaciones de gran envergadura como toques de concierto.
Así mismo ocurre con la serrana, una seguiriya tocada por arriba (sobre el mi flamenco) que cada vez tiene más cabida en el repertorio de los guitarristas flamencos. Destacamos la creación magnífica de Manuel Parrilla por serranas.