En cuanto a los estilos de fandangos debemos diferenciar entre los locales
Fandangos de Málaga
Málaga es la cantaora, todo el mundo lo sabe. Además de las malagueñas flamencas, que comentamos más adelante, son fandangos de Málaga la rondeña, la jabera, los verdiales y el cante de jabegotes. El estudio realizado por Martín Salazar nos servirá de guía en este tema por la excelente clasificación que ha hecho de este repertorio malagueño.
Verdiales
Los fandangos verdiales entraron a formar parte del repertorio flamenco cuando los cantaores comenzaron a insertarlos en sus tandas de malagueñas y otros derivados del fandango.
Los verdiales surgen como acompañamiento del baile por parte de las llamadas Pandas de verdiales que consta de guitarras, violín (solo usa las tres primeras cuerdas y florea la melodía del cantable), laúd, pandero, crótalos (chinchines, que se tocan cada uno en una mano y con claras diferencias en la ejecución entre las distintas localidades), almirez, canutos de caña (abiertos en canal que se tocan colocándolos entre los dedos) y botellas de anís. El cantador suele ser uno de los músicos dirigidos por el llamado alcalde.
El baile es de pareja, sin desplantes y con saltos, aunque también se realiza en tresillos, es decir, en grupos de a tres, dos mujeres y un hombre, al igual que en el baile del zángano (denominación referida al hombre).
El modo más fácil de identificar el verdial está en su compás característico, aire de bolero español o abandolao, que las guitarras interpretan con particular velocidad y énfasis, rasgueando casi sin cesar antes, durante y tras el cante.
Entre los verdiales que se practican actualmente por las pandas destacan tres tipos que prevalecen frente al resto, el llamado de Los Montes, el de Almogía y el de Comares
Otra cosa son los verdiales dentro del repertorio flamenco, gracias a cantaores que supieron auparlos al género de moda en aquellos años setenta del XIX. Cantaores como Juan Breva, nacido en Vélez-Málaga, toman el cantable del verdial, ralentizan el tiempo, y entonces comienza el proceso de aflamencar el estilo, que a la sazón será antesala de la malagueña flamenca propiamente dicha. En este proceso de desaceleración surge el llamado cante abandolao –en referencia a la bandola, como sinónimo de guitarra: cante solo a guitarra que no es otra cosa que el bolero español.
Jabegotes
El cante de los jabegotes conocido también como cante de marengos se trata de un fandango que el estudioso Andrés Raya afirma que es el mismo que el atribuido al cantaor granadino Paquillo el del Gas, con idéntica melodía, lo que hace pensar que en realidad este cante tiene origen en Granada y no en Málaga como es comúnmente reconocido. Cita las grabaciones de Juan Valderrama y su tocayo Varea que hicieron este cante con letras referidas a la capital nazarí. Sin olvidar que conocemos como jabegote al marinero que maneja la embarcación que en Málaga se conoce como jábega.
Javeras
Modalidad de fandango de Málaga y uno de los estilos flamencos más antiguos, que tiene su auge en las primeras décadas del siglo XIX. Estébanez Calderón nos apunta a La Dolores como una cantaora y bailaora gitana que interpretaba un fandango malagueño al estilo de la Jabera
La jabera es quizá uno de los estilos con los tercios más largos y valientes del flamenco. Tiene gran belleza melódica con intervalos que ponen a prueba al mejor cantaor. Según la clasificación que de los cantes malagueños ha hecho Martín Salazar, existen dos tipos principales de jabera. En primer lugar la Jabera de Mª Tacón, la variante que han seguido buena parte de los cantaores. Y la Jabera del Negro: Este cante se realiza con la salida y sobre la letra más común de la caña
Rondeñas
En el flamenco existen dos tipos principales de rondeña: las de cante y la rondeña de guitarra de concierto.Sabemos que en el repertorio de Silverio Franconetti estaban las Rondeñas del Negro, junto a serranas, seguiriyas, polos y cañas. Las rondeñas flamencas se acompañan con aire abandolao y en el tono de la malagueña, por arriba, al contrario que la versión para guitarra de concierto que tiene su propio tono.
En opinión de Martín Salazar conocemos tres modalidades distintas, impresionadas en discos del Mochuelo, Jacinto Almadén y Rafael Romero. La Rondeña del Negro se trata de la que interpretaba Silverio y Mochuelo realiza como remate de la jabera. La Rondeña malagueña que dibuja la melodía anterior y el primer tercio es muy semejante en su arranque al polo natural. En otra grabación del Niño de Almadén tituló este mismo cante como fandango del Perchel. La tercera Rondeña es la que registró Rafael Romero El Gallina primero en aire de fandangos de Huelva y más tarde con el abandolao característico. Así mismo existe un cante que fue el que grabó Pepe de la Matrona con la letra Por la sierra galopando, que apareció rotulado con fandango de Huelva a pesar de ser acompañado con ritmo abandolao, y que Martín Salazar lo considera rondeña. También encontramos un cante grabado porJuan Valderrama, artista de sabiduría canora bien acreditada, que registró en varias ocasiones, rotulándolo como rondeña, cante que sin embargo reconocemos como una de las levanticas del repertorio del Cojo de Málaga
El estilo popular más citado tanto en la prensa histórica como en los libros en relación al canto acompañado de guitarra es la rondeña. Desde hace tiempo la flamencología se ha empeñado en relacionar el cante la rondeña, como fandango, con la localidad malagueña de Ronda, fronteriza entre las provincias de Málaga y Cádiz. Sin embargo, la denominación seguramente provenga de antiguos cantos de ronda o de rondar del cancionero popular que pudieron ser, antes de aflamencarse, canciones de rondar las calles de pueblos y ciudades
Además existe un toque de rondeña que se acompaña en el tono do# flamenco denominado tono de rondeña, pieza de concierto que no debemos confundir con el cante por rondeña que se acompaña por arriba y el cantable en do mayor.
Fandangos de Córdoba
Córdoba es tierra de fandangos. En la provincia cordobesa abundan las variantes y algunas se han integrado en el repertorio de los cantaores flamencos como estilos imprescindibles. El territorio que abarcan las localidades de Puente Genil, Cabra y Lucena brilla con luz propia y está considerado como el meollo del fandango cordobés. Estas variantes se suelen cantar, bien como tanda de abandolaos o bien para rematar alguna malagueña u otro estilo de fandango con métrica libre, tal y como ocurre con otros estilos abandolaos como las rondeñas.
Los fandangos cordobeses que mayor aceptación ha logrado son los de Lucena. Se practican las variantes de Dolores de la Huerta, el de Rafael Rivas, y el de la Calle Rute. El aroma minero que desprenden estos fandangos ha llevado a algunos estudiosos a emparentarlo con la taranta de Linares y los cantes mineros en general
A Cayetano le debe este repertorio buena parte de su difusión, enriquecida con los fandangos personales que él mismo cultivó inspirado en los aromas de su comarca de origen. Entre los fandangos lucentinos diferenciamos varios estilos.
Y cordobesa es también la recreación del fandango de Puente Genil, conocido como Zángano, fandango abandolao, de ritmo vivo y melodía valiente que es cultivada preferentemente por los cantaores de esa comarca cordobesa, sobresaliendo cómo no el que interpreta el maestro Fosforito.
Fandangos de Granada
La provincia granadina también es tierra de fandangos. Uno de los que más influyeron en el cante flamenco ha sido el fandango de Albaicín, un cantable de enorme belleza que cultivan las zambras de Sacromonte dentro de su repertorio de cachucha, alboreá, mosca, y tangos de gran variedad. De este fandango se desprende el de Frasquito Yerbabuena que, en opinión de destacados autores, fue el germen para que el jerezano Antonio Chacón crease la granaína (que hoy llamamos media granaína
Fandangos de Jaén
Entre los fandangos jienenses destacan la taranta de Linares, una de las principales fuentes de los estilos mineros que bebe probablemente del llamado cante de madrugá. Guillermo Castro cita además el fandango de Valdepeñas conocido como El Suelto y el fandango de la Sierra de Cazorla, muy cercano al aroma de los verdiales por el aire vivo en el que se interpretan. Ambos fandangos se interpretan sobre el ritmo abandolao (bolero) propio de los fandangos andaluces (excepto los de Huelva).
Algunos estudiosos apunta que el germen de este cante fue llevado por los minero de Almería y La Unión a la localidad minera de Linares durante el boom de la industria minera del plomo a finales del XIX, aunque bien pudo haber sido a la inversa debido a la antigüedad de las minas linarenses. Destaca como intérprete de este cante Basilio de Linares a quien se debe su popularización
Fandangos de Almería
En Almería también se cultivan los fandangos, además de los tarantos que es de donde proceden, como es el que se interpreta en la capital, eminentemente bailables y escasamente frecuentado por los cantaores flamencos. Destacamos el fandango trovao que se practica en la Alpujarra almeriense, el fandango de las Cuevas que el cantaor Manuel Sorroche ha reinterpretado en clave flamenca, el de Laujar (El Parral), el de Níjar, en los Vélez y la denominada malagueña de Almanzora. El fandanguillo de Almería se debe al guitarrista y compositor Gaspar Vivas popularizado por Manolo de la Rivera
Fandangos de Cádiz
El fandango de Cádiz, el primitivo fandango bailable andaluz, se disolvió en soleares y otros estilos afines durante la primera mitad del siglo XIX, de ahí que no se conozca un fandango folclórico de la provincia más flamenca, exceptuando el que se interpreta en la localidad gaditana de Facinas.
Huelva, provincia que atesora un gran número de variantes de fandangos que se han integrado en el repertorio flamenco gracias a las recreaciones que de ellos han realizado insignes artistas. En origen el fandango en Huelva fue bailable y formaba parte del repertorio folclórico de la provincia onubense.
En este sentido el fandango de Huelva ha vivido en su evolución dos etapas fundamentales, una la que podemos considerar como folklórica, cuando en el repertorio de fandangos imperaba lo bailable frente al cantable, y una segunda inundada por el ciclón flamenco de las primeras décadas del siglo XX. El cante de Huelva se fue alejando de la versión bailable para configurarse como cante de alante, para escuchar, por mor de grandes figuras como José Rebollo, Antonio Rengel, Paco Isidro o Paco Toronjo. Sus voces prodigiosas ensalzaron los estilos onubenses dotándolos del acento flamenco apropiado y tan divulgado por Andalucía en aquella época. Una vez desprendidos del baile no quedaba más que adobarlos con tonalidades seguiriyeras y quejas de soleá para por fin configurar estilos locales, pero con un marcado acento flamenco.
En la discografía solemos encontrar el sobrenombre de fandanguillo cuando la galleta indica que el disco contiene fandangos de Huelva. Diminutivo que se usó, como se hizo con los tanguillos, evidenciando su carácter popular, aunque no observamos un sentido peyorativo en el uso de ese diminutivo hacia ese tipo de cantes
La rítmica sobre la que se hacen los fandangos de Huelva es otro elemento diferenciador muy notable. Se basa en lo que allí se conoce como palilleo:
Curiosamente en las sevillanas ocurre a la inversa:
El repertorio por Huelva podemos dividirlo en dos grandes grupos, aquellos cuyo cantable se interpreta en el relativo mayor (Mi flamenco para las variaciones y Do mayor para el cantable), y los que lo hacen en el homónimo mayor (Mi flamenco en las variaciones y La mayor en el cantable). Estos dos grupos ayudan a diferenciar las variantes locales y personales de este repertorio de fandangos, siendo el primer grupo el que más y mejor se adapta al melos flamenco (Alosno, la capital…), mientras que el segundo tienen un aroma tradicional más marcado.
Andévalo: Alosno, la localidad más importante en cuanto al repertorio de cantes, se encuentra en la comarca del Andévalo a 40 km de la capital. Entre sus variantes encontramos el cané
La Sierra: Almonaster, en la sierra de Huelva, encontramos la variante de los pinos, de los pinos repicao, de Almonaster, el aldeano, la variante de Cruz del Llano, la de la Cruz de la Fuente o la Cruz de la Jira, el fandango repicao de Las Veredas y las variantes corta y larga de Santa Eulalia, también en la comarca de Almonaster en la sierra. La variante de Encinasola al norte de la Sierra, lindando casi con Extremadura, y el de los marochos de Encinasola.
Cuenca Minera: Las variantes de Zalamea la Real, con una versión antigua y otra moderna o nueva y hasta siete variantes.
Huelva Capital: Huelva antiguo y moderno, además de las creaciones de cantaores oriundos de la capital. También existen hasta seis variantes anónimas que se pueden clasificar como de Huelva capital. Y una variante valiente.
Otras variantes: El campero de la Puebla de Cazalla que se canta por Huelva. El del Cojo de Huelva, El Comía, El Herrerito, Antiguo de la Niña de los Peines, Joselito el de la Nena, Niño León (4 variantes), Paco Isidro (4 variantes), La Parrala, Pepe la Nora (2 variantes), Pepe Sanz (3 variantes), Antonio Rengel (4 variantes), Rojita, Tomás Pavón, de El Pali (Paymogo), Peque de la Isla, Pérez de Guzmán (2 variantes, abandolaos), de Rebollo, Tío Pedro María, Juan Varea, El Cabrero, José Ramírez Correa, El Gatillo.