El complejo genérico de la soleá es el más nutrido de los que forman el Sistema Musical del Flamenco, de ahí que hayamos tenido que dedicarle dos Temas. Son muchos y variados los estilos que lo conforman, no en vano la soleá es el órgano regulador de la estética jonda y hay muchos estilos de ella derivados o bien que históricamente están con ella relacionados.
A los estilos principales de este complejo, las soleares propiamente dichas, con todas sus variantes personales, y también a sus hermanas carnales las cantiñas, hemos dedicado el tema anterior que ya nos ha ocupado un espacio de texto bastante más amplio si lo comparamos con el ocupado por los dos anteriores, las tonás y las seguiriyas.
En este séptimo Tema del curso vamos a repasar entonces el resto de estilos del complejo de la soleá, no por ellos menos importantes que las soleares y cantiñas. Las bulerías y bulerías para escuchar
También encontramos aquí la caña y el polo, estilos primigenios del género flamenco, fuente y caudal de muchos de los elementos musicales que conforman en particular este complejo y el flamenco en general. Las escasas variantes de estos estilos nos sitúan ante la singularidad de su música, clásica en el carácter melódico y poco dada a variar su estructura. De ahí que digamos cantar la caña y no por caña, ya que el estilo no tiene apenas variantes y las que existen difieren muy poco unas de otras.
Hay estilos que no se dejan clasificar cómodamente en los diferentes complejos genéricos, como es el caso de dos estilos americanos, las peteneras y las guajiras, que hemos incluido aquí ya que comparten con la soleá nada menos que el compás, la alternancia de un metro binario con uno ternario, y antigüedad, además de su enorme importancia en cuanto a su factura musical, como vamos a poder comprobar.
En referencia a estos estilos nos detendremos en sus antecedentes, en su estructura musical, en su papel dentro del sistema y sus conexiones con otros estilos