En la guitarra flamenca, además de aquellos pioneros ya mencionados José Patiño y Paquirri Guanter, hay que destacar al también gaditano Manuel Pérez El Pollo y, ya nacido en los años cincuenta, a Paco de Lucena, artista con una vida llena de éxitos y pionero concertista, una especialidad que se prodigaba poco. Aun tardaría en llegar la época de los maestros de la guitarra flamenca de concierto. Paco de Lucena lo podemos considerar en eso uno de los pioneros. Fallecido prematuramente, su legado en la guitarra ha quedado en los dedos de todos los que vinieron después. En ese sentido ay que destacar también al sanluqueño Paco El Barbero quien marcó una época teniendo academia en Sevilla, y comparte con Paco de Lucena el honor de haber sido pionero en la guitarra flamenca de concierto.
En los cafés encontramos además primerísimas figuras del toque, tales como el castellonense Miguel Borrull, alumno de Francisco Tárrega a quien debemos el haber fundido el lenguaje de la guitarra clásica con el toque flamenco, añadiendo las técnicas propias del ‘toque por lo fino’, el llamado ‘toque pa arriba’, basado en la realización de trémolos, arpegios y picados, a las propios del toque flamenco, el ‘toque pa abajo’, principalemente la alzapúa y los rasgueos, básicos para la expresión flamenca.
Otro principalísimo guitarrista de aquellos años fue el jerezano Javier Molina, en quien confluyó toda la escuela anterior dotando a las formas flamencas de una rítmica hasta él inédita en el toque, actualizando con su maestría la guitarra flamenca preparándola para la gran revolución que vivirá ya entrado el siglo XX. Serán ambos, Borrull y Molina los que allanarán el terreno al gran artífice de la guitarra flamenca contemporánea, Ramón Montoya, el Johann Sebastian de la sonanta. A él nos referiremos más despacio en el siguiente Tema 8. Baste decir que en Montoya confluye todo la escuela de guitarra española, fundiendo mejor que nadie, desde Lavapiés, el lenguaje de la guitarra barbera y el toque más refinado y que hoy muchos llaman guitarra clásica.
Somos de la opinión que la verdadera guitarra clásica es la flamenca, precisamente por fundir en sus cuerdas las escuelas más antiguas del toque español. El “rasgado” y el punteado de las piezas de vihuela del siglo XVI son su antecedente más claro, así hasta Montoya, el gran tocaor de guitarra, flamenca si, la verdadera guitarra clásica española.
Don Ramón fue además el acompañante de las principales figuras de la época, su toque ha quedado para siempre en la memoria de todos los guitarristas y, tal y como ocurre hoy en día con Paco de Lucía, nadie pudo escapar a su influencia