El Arte Flamenco se manifiesta en los teatros y los cafés cantantes de Cádiz, Sevilla, Jerez, Málaga y Madrid principalmente, cuando un selecto grupo de cantaores, guitarristas y bailaores de ambos sexos advierten la excelente acogida que el público dispensa a esta clase de música. Principalmente, en principio, al cante para escuchar, que era la auténtica novedad que se presentaba.
El milagro se produjo cuando la estética cantable atribuida a los “gitanos de mil razas” que vivieron, viven y conviven en Andalucía empapó, en un profundo ejercicio de sincretismo, los cantos tradicionales y del teatro, los toques de la tradición guitarrística española y andaluza, y los bailes de la escuela de palillos, la bolera, forjando una forma de interpretar la música andaluza “por to lo jondo”, expresando como ninguna otra forma de música conocida hasta entonces la inmensa variedad de la cultura musical hispana en general y andaluza en particular. Estos cantos pretendían reflejar las distintas fuentes que nutrieron su cultura milenaria, abarcando en sus variantes estilísticas el sentir de todo un pueblo. En unos pocos años, ante el éxito obtenido por este nuevo tipo de música, los artistas propician la cristalización de determinados estilos que día a día se vieron enriquecidos con todo lujo de variantes. Los tercios (versos melódicos) de la mayoría de los cantes flamencos quedaron fijados por los grandes maestros a través del uso inteligente de patrones melódicos anteriores dispersos por la geografía andaluza hasta cristalizar los estilos, variantes y versiones que han llegado a nuestros días.
Esta periodización de la historia del flamenco divide en diferentes etapas la evolución del género a través del tiempo, a saber: la pre-historia, los tiempos primitivos, la época de los majos y boleros, los alquimistas, aquellos pioneros que forjaron los primeros estilos, la evolución partiendo de la profesionalización del género flamenco en los cafés cantante, la Edad de Oro de las primeras décadas del siglo 20, la guerra y la postguerra, la época de la Flamencología y el Nuevo flamenco que surge en los años setenta del pasado siglo.
Son muchos sin embargo los que siguen una periodización basada en los estudios de Ricardo Molina y Antonio Mairena en el que hablan de una supuesta época hermética, cuando los cantes, toques y bailes flamenco se hacían en la clandestinidad en el ámbito del hogar gitano. Teoría esta hoy totalmente superada debido a la ingente cantidad de referencias históricas que se han obtenido en las últimas décadas, referencias que la desmienten totalmente. Aquí seguiremos entonces la evolución del flamenco partiendo de los datos que hoy por hoy están a nuestra disposición, que por cierto cada día son más y más, aclarando en la medida de lo posible cómo evolucionó el género más allá de conjeturas bienintencionadas.
Por ejemplo, la Edad de Oro, que aquí situamos entre 1909 y 1936, por ser la época en la que aparecen las más importantes figuras de la historia del flamenco, la flamencología tradicional la ha situado normalmente en la época de los cafés cantante, por ser la época, también dorada, hay que decirlo, de Silverio, El Mellizo, y los grandes creadores de repertorio. Yo prefiero situarla en la época antes dicha al ser la época de Chacón Torres, Pastora, Montoya o Marchena, gigantes del arte flamenco, cuando el repertorio de cantes, toques y bailes estaba creado y lo cultivaban en toda la geografía española, y en el mundo, como género musical totalmente consolidado.
No obstante, con los datos que tenemos no es tarea sencilla trazar una cronología de la música flamenca fiable al cien por cien (la historia no es una ciencia exacta). Sí podemos aproximarnos atendiendo a las fuentes que señalan cuándo los estilos flamencos comenzaron a cristalizar como tales a lo largo del siglo XIX y como fueron evolucionando hasta lograr presentarse tal y como los reconocemos.
Durante 100 años los andaluces supieron destilar lo mejor de su música tradicional para convertirla en un género admirado hoy en el mundo entero, el flamenco. En este curso intentaremos adentrarnos en la historia del flamenco basándonos en los datos objetivos y huyendo en la medida de lo posible de ideas preconcebidas y prejuicios varios que suelen abundar en la historiografía de este arte universal.