Después de Silverio destacó en el cante flamenco un jerezano prodigioso que fue el preferido del maestro Franconetti aunque se había formado en la escuela cantaora de Enrique el Mellizo.
Desde muy joven y junto a su paisano el guitarrista Javier Molina se paseo literalmente por numerosas localidades españolas dejando su impronta de cantaor pura sangre. Creador infatigable de músicas y letras Chacón encarna la figura del cantaor enciclopédico, dominador de todos los cantes.
Su legado en el cante por malagueñas es el más importante que haya hecho cantaor alguno, y por granaínas y cartageneras hizo lo propio, y también le debemos la confección definitiva de cantiñas como los caracoles o el mirabrás. Fue además un consumado maestro por soleá y seguiriya, por tonás, polos y cañas, cantes clásicos que dominaba como nadie, según los testimonios de quienes lo escucharon y siguieron durante años.
Fue el número uno en su época a pesar de no ser de raza gitana (en aquellos tiempos no se hablaba de temas raciales, eso llegaría con la flamencología medio siglo después), y gozó del respeto y admiración que le profesaban los compañeros de profesión, siendo esta la mejor prueba de su gigantesca figura, además de las grabaciones