Entre todos los artistas de esa época sobresale el considerado en Cádiz como Rey de los cantaores, el ítalo-andaluz Silverio Franconetti Aguilar, sevillano de nacimiento (1831-1889) y figura máxima del género, fue el principal responsable de que el flamenco pasara a los Cafés. Fue además de un consumado intérprete y creador de cante flamenco, un eficaz empresario que luchó por llevar a todos los rincones de la geografía ibérica una música excepcional que él mismo dominaba como pocos. El coro de Las Viejas Ricas de Cádiz fue contratado para cantar en su café y le titularon como “El Rey de los Cantaores”.
Así de claro señala Manuel Bohórquez:
“José Ortega, uno de los nietos del gran Enrique Ortega El Gordo, aseguró en una entrevista de 1922 que Silverio era el seguiriyero más grande de su tiempo, según le dijo su abuelo, El Gordo viejo. Lo afirmaba un cantaor gitano, lo que demuestra el prestigio y la importancia que como cantaor tuvo el gachó de la sevillana calle Odreros, o sea, de la Alfalfa. Aunque lo acusaron de prostituir el cante gitano, lo que en realidad hizo Silverio Franconetti fue poner en valor el género musical andaluz, dignificarlo y darle categoría”.
Cuando Silverio Franconetti pisó tierra española en abril de 1864 después de su periplo americano de ocho años, dio su primer concierto el 29 julio en el Teatro del Circo Gaditano con la guitarra del maestro de Cádiz José Patiño. Su repertorio oriental, así lo adjetiva el cronista del diario gaditano en 1864, marca el punto de partida de la revolución que llevó a cabo el cantaor sevillano. Con él el flamenco se establecería como espectáculo único en los cafés cantante.
Silverio se estableció primero en el Café del Burrero (1871) para más tarde tener el suyo propio (1881) que encontramos anunciado a diario en la prensa sevillana y por donde pasarán todas las figuras de aquella época. El empresario-cantaor marcaba la pauta, elegía los artistas y llenaba de público aquel lugar en pleno centro de Sevilla.
El Café de Silverio fue la gran universidad del flamenco, el género se perfeccionó sobre aquellas tablas y la afición iba modelando sus gustos a la par que los artistas forjaban el repertorio. Silverio provocó aquella revolución en la música andaluza, llamada a ser la primera y más reconocida de las músicas de las que se practican en España.
Así le cantó Federico García Lorca:
Entre italiano y flamenco,
¿cómo cantaría aquel Silverio?
La densa miel de Italia
con el limón nuestro,
iba en el hondo llanto del siguiriyero.
Su grito fue terrible.
Los viejos dicen que se erizabanlos cabellos,
y se abría el azogue de los espejos.
Pasaba por los/ tonos sin romperlos.
Y fue un creador y un jardinero.
Un creador de glorietas para el silencio.
Ahora su melodía duerme con los ecos.
Definitiva y pura.¡Con los últimos ecos!.