Son muchos y muy diversos los bailes que se han conservado en los libros de guitarra española desde el siglo XVI y que nos permiten observar cuánto le debe el flamenco a la monodia para voz y guitarra. Folías, canarios, vacas, españoleta, gallarda, morisca, chacona, zarabanda, pasacalle, villano o jácaraVer en Youtube las muchas grabaciones que existen sobre este tipo de bajos de danza desde el siglo XVI., en todos ellos podemos rastrear un buen número de elementos musicales que después encontramos en el flamenco, señal inequívoca de su relación, tales como la rítmica acéfala, que tiende a dejar el primer tiempo del compás en silencio (propio de la música africana y presente, tanto en algunos de estos bailes históricos españoles como en el flamenco), la métrica de amalgama o el uso de hemiolias para crear tensión en el ritmo, metro ‘clásico’ del flamenco, presente en soleares, cantiñas, seguiriyas, guajiras o peteneras, nada menos; y, cómo no, la cadencia andaluza que comienza a asomar ya en aquellos añosVer la descripción y escuchar los audios de muchas de estas danzas en www.flamencopolis.com (Narváez: Guárdame las vacas o bien en la zarabandaDos de las más importantes son la chacona y la zarabanda, ambas de origen americano y, según Covarrubias en 1611, este último era baile bien conocido en esos tiempos.).

Estas músicas, aunque se conservan en libros y partituras de carácter académico, eran en la práctica la banda sonora de los bailes de cascabel gordo, los llamados de candil entre las clases más desfavorecidas. El proceso de estilización que sufrieron nunca lo conoceremos, pero la versión académica de ellos si nos da suficientes pistas.

Dícese en tiempos de Cervantes a lo rasgado a la forma popular de tañer la guitarra, mediante el uso de acordes con la mano izquierda y rasgueos con la derecha, claro antecedente del estilo flamenco que encuentra en una virtuosa técnica de rasgueado su esencia, en oposición al punteado, la otra forma de tañer la guitarra española. De El Quijote proviene el texto: “Añadiósele a estas arrogancias ser un poco músico y tocar una guitarra a lo rasgado, de manera que decían algunos que la hacía hablar“.

Es la época de la Declaración de instrumentos musicales del ecijano Juan Bermudo (Osuna 1549), los años del rondeño Vicente Espinel que construye la vihuela de 7 órdenes y da forma a la décima, estrofa de diez versos. Y sobre todo son los años del bajo ostinato: la monodia o melodía acompañada de guitarra, seguramente la más importante contribución de España a la música moderna, que disolvieron sus elementos musicales para cristalizar siglos después en el flamenco: la nombrada rítmica acéfala, que deja el primer tiempo del compás en silencio, métrica de amalgama propia de soleares, cantiñas, seguiriyas, guajiras o peteneras, uso de hemiolias para crear tensión rítmica, y la llamada cadencia andaluza, que será la base del sistema armónico del flamencoLa cadencia andaluza de nombre a lo que realidad es una semicadencia a la dominante del menor pasando por el 7º y 6º grado: la – Sol – Fa – Mi (en aquellos años con la guitarra barroca: re – Do – Sib – La)..

En este vídeo hemos hecho un recorrido histórico de la época que nos ocupa que, por su interés, recomendamos verlo en este momento del curso.