Las múltiples tonás del repertorio flamenco admiten diversos tipos de estrofas, aunque seguramente la cuarteta de octosílabos es la más extendida, como ocurre con las más genuinamente flamencas tonás, los Martinetes, aunque la extensión de los versos se vea alterada. 

Que ya yo no soy quien era (8)
ni quien deseo de ser (8)
yo soy un mueblecito viejo (9)
arrimadito a la pared (9)

El Romance, al tratarse de una retahíla de versos octosílabos, si usamos un fragmento de cuatro versos obtenemos una cuarteta octosílaba, recurso este muy usado en el flamenco conocido como fragmentismo.

Se levantó el Conde Niño
una mañana de San Juan
a darle agua a su caballo
a la orillita del mar

Otra de las tonás emblemáticas del repertorio es aquella rescatada por Tomás Pavón y que conocemos como Debla y que se canta también sobre una cuarteta octosílaba, siendo en este caso el último verso un endecasílabo.

En el barrio de Triana (8)
ya no hay pluma ni tintero (8)
para escribirle a mi madre (8)
que hace tres años que no la veo (11)