Existen elementos formales que encontramos de forma muy esporádica en el flamenco. Por ejemplo el estribillo. Este recurso formal lo encontramos en el Garrotín, siendo éste el único estilo que lleva incorporado un estribillo característico. Estribillos también se suelen usar en estilos muy ligados al son cubano, como los tangos y, preferentemente, las rumbas, guarachas cubanas trasplantadas al repertorio que conservan el carácter responsorial de los género antillanos, y a ahí los estribillos. Los juguetillos que se escuchan sobre todo en las cantiñas juegan en cierto modo el rol de estribillos aunque son en realidad machos que complementan las letras en esos cantes.
Los canés que se interpretan a coro en algunos fandangos de Huelva tiene también ese carácter formal muy poco usual en la práctica del flamenco, de ahí que los cantaores prescinda de los canés o bien los interpreten a solo. Se aplica a los fandangos que se interpretan en reunión y donde interviene todo el grupo de amigos presente. Uno de ellos inicia el fandango y se le suman los demás, terminando la copla por alto; en alta tesitura tonal. Esto es curioso ya que es cuna de la modalidad el pueblo de Alosno (Huelva), y una de las características del fandango local son los remates por lo bajo. Los paisanos resaltan que en el cané no trata de cantar a coro, sino de cantar, entonarse, calentarse en corro de amigos. En tal sentido cané derivaría de canear –golpear, pegar-, que tiene en una de sus acepciones figuradas la de calentar, pues con dicho fandango el personal calienta los ánimos. La más extendida copla del cané dice: Calle Real del Alosno / con sus esquinas de acero, / es la calle más bonita / que rondan los alosneros.