Andalucía es tierra de fandangos, las variantes tanto locales como personales se extienden en el tiempo y el espacio como ningún otro género musical andaluz. Pero no todos los fandangos son flamencos. Los fandangos que han logrado aflamencar su acento convenientemente han sido los que han logrado introducirse en el repertorio (a pesar de que muchos puristas denigran de estos palo considerándo que carecen de jondura
En el plano armónico destaca la llamada por algunos estudiosos bimodalidad, esto es, que una parte del estilo se realiza sobre el modo flamenco, las variaciones de guitarra entre las letras, y otra en el modo mayor, el cantable
Los fandangos se acompañan bien por arriba, con el relativo Do mayor para el cantable, o bien por medio, con el relativo Fa mayor para el cantable
La sección en modo flamenco, las variaciones de guitarra entre los cantables, es una herencia del fandango antiguo, aquel en modo menor y bailable sobre el que se interpretaban múltiples variaciones. El cantable en modo mayor responde al esquema adoptado desde finales del siglo 18 en malagueñas y cantes de rondar o rondeñas.
Este esquema armónico lo podemos considerar común a todos los derivados del fandango, exceptuando algunas variantes locales en Huelva que en lugar de modular al relativo mayor, lo hacen al menor o bien a su homónimo mayor, como es el caso del de Calañas.
Malagueñas y derivados
En el ámbito armónico, si bien las malagueñas, granaínas, tarantas, etc., responden al esquema del fandango, existen numerosas excepciones donde algunas variantes prescinden por ejemplo del paso a la subdominante en el cantable, siendo sustituida por la dominante, así como cadencia al relativo menor. Pero en general este repertorio variadísimo de cantes se basan en el antes citado esquema armónico del fandango andaluz.
Las malagueñas y sus derivados más próximos, rondeñas, javeras, verdiales, se acompañan por arriba en las variaciones y en el relativo mayor, Do mayor, en el cantable.
Hay que tener en cuenta que estos tonos pueden también valer para acompañar otros estilos, como es el caso de tangos o bulerías que en las últimas décadas son realizados en tono de granaína a fin de no sacrificar muchos trastes a la hora de acompañar, por ejemplo, al cuatro por medio. Ahí el guitarrista tiene la opción de poner la cejilla al dos y tocar en tono de granaína, lo que corresponde en realidad al cuatro por medio.
Granaína y media granaína
La estructura armónica de la granaína no difiere apenas de la del fandango. Es exactamente igual, con la única excepción de que la copla ahora está transportada al modo de Sol mayor. Sólo añadir que en algunas interpretaciones, el primer verso hace un pequeño guiño al VI grado(Mim), antes de hacer la dominante de Sol, simplemente como apoyo a esa nota que da el cantaor.
Si la tónica flamenca es el Si, estamos hablando del tono de granaína, tono sobre el que se interpreta ese estilo y la variante valiente denominada media granaína.
Cantes de levante – cantes mineros
Para las tarantas y buena parte de los estilos levantinos se adopta el llamado precisamente tono de taranta, modo flamenco sobre el Fa#.
La acórdica de los cantes mineros es muy singular y se adapta perfectamente a la estética de esta clase de estilos flamencos. Las disonancias que emanan de los acordes mineros logran el objetivo de marcar la diferencia con las malagueñas y granaínas, estilos hermanos pero de factura diferente en lo melódico y en lo armónico.