Los cantes flamencos se rigen por un esquema formal que responde, con las correspondientes variantes según el estilo, al siguiente:
Introducción: la guitarra preludia la pieza a interpretar en el tono y por el estilo correspondiente.
Temple: El cantaor templa la voz para cerciorarse de estar en el tono de la guitarra.
Variación de guitarra: la guitarra realiza un pequeño interludio
Salida del cante: casi todos los cantes tienen una salida característica que se corresponden con el estilo a interpretar, ayes, lereles, laralas y otras tarabillas.
Variación de guitarra y tercio de salida: para primera letra de una tanda de cantes se suele elegir aquella cuya melodía se encuentra en el registro medio del cantaor, sin tocar tonos demasiado agudos.
Variación de la guitarra y tercio valiente: el segundo cante podrá ser en un registro más agudo que logre la tensión emocional apropiada al momento
Falseta: la guitarra, sustituyendo a la variación, realiza una falseta, de composición propio o recreando una del repertorio clásico.
Tercio de remate: La última letra sirve de final de la tanda, puede estar en los tonos agudos o simplemente modulando al modo mayor, en el caso de las seguiriyas las llamadas cabales, también por tangos o bulerías.
Remate de la guitarra: este puede ser una pequeña variación de remate o bien cerrar la tanda con el cantaor, como ocurre en buena parte de los estilos.