El modo mayor
La tonalidad armónica también tiene una notable presencia en el flamenco. El cantable de los fandangos se realiza en modo mayor, así como las cantiñas, las seguiriyas cabales, el garrotín, muchos tipos de bulerías, tangos y rumbas. Así mismo en los cambios de algunos cantes, como soleares y seguiriyas, se realizan en modo mayor, contrastando con el modal flamenco característico. En el cuadro Los tonos del toque flamenco mostrado anteriormente podemos ver los relativos mayores correspondientes a cada tono del modo flamenco.
A esto habría que añadir todos los fandangos ya que todos se interpretan en modo mayor, alternando el cantable (mayor) con las variaciones de guitarra (modo flamenco). Ahí se produce una suerte de modulación que comentamos más adelante.
Los fandangos los podemos considerar entonces entre los estilos en modo mayor ya que la sección más relevante, el cantable, se hacen en ese modo, precisamente en el relativo mayor del modo flamenco que se hace en las variaciones de guitarra. No obstante, en algunas variantes de fandangos de Huelva en vez de modular al relativo mayor lo hacen al homónimo mayor (esto lo comentaremos más en profundidad en el Tema dedicado a los fandangos.
El modo Menor
Ya hemos dicho que el modo flamenco tiene su origen en el modo menor de la tonalidad armónica occidental. Sin embargo algunos estilos del flamenco usan el modo menor como armazón armónico para acompañar sus cantes, entre ellos la farruca, la milonga, la petenera (con pasos al modo mayor y el flamenco), algunas bulerías, tangos y rumbas. Así mismo una sección de las alegrías, el silencio, se suele tocar en modo menor, así como una sección de las cantiñas nominadas alegrías de Córdoba.
En el cuadro ‘los tonos del toque flamenco’ mostrado anteriormente podemos ver los relativos menores correspondientes a cada tono del modo flamenco.