Acento. Las notas que en una frase musical tienen un énfasis especial se dice que están, o van, acentuadas. En la música flamenca tienen mucha importancia las diferentes formas de acentuación, al otorgar los acentos la rítmica característica a cada estilo. La regularidad de dichos acentos indica las diferencias entre uno y otro. En el flamenco, y preferentemente en los estilos con una métrica basada en compases de doce tiempos, los acentos determinan la clave rítmica que es propia de cada uno.
A compás. Lo que se interpreta dentro de una rítmica, ajustándose a la métrica musical, sin correr y todos juntos. Tocar, cantar o bailar a compás es la única forma de realizar los estilos rítmicos, aunque en ocasiones, y debido a las especiales características de fenómeno flamenco, esto no se da, obviando los intérpretes, e incluso el público, las leyes de la más básica concertación musical.
A contra, a la contra o a contratiempo. Paso de baile, fragmento de cante o toque que se ejecuta marcando contratiempos –a contratiempo– con respecto al compás base. En Cádiz se dice contracompás. Se complementa con los pasos, cantes o toques ‘a tiempo’. En general, vale la definición para cualquiera de las disciplinas que en el flamenco se practican.
Adelantado. Se dice que va adelantado el músico cuya interpretación va por delante del compás. Por tanto, adelantado está en música lo que se anticipa al compás. La natural tendencia a correr en la interpretación musical, es muy común en el flamenco, lo que se aprecia también en el ambiente profesional, por ejemplo en los tablaos. De todos modos, las características propias de la rítmica flamenca propicia la tenencia a correr y adelantarse (sin olvidar la propiedad de algunos estilos de concluir acelerando el tiempo musical). Por otra parte, la guitarra flamenca puede adelantarse, y de hecho lo hace, cuando anticipa un acorde mientras el cantaor aun está realizando la cadencia correspondiente, lo que obliga al cante a cadenciar antes de tiempo. Esta práctica está por desgracia muy extendida y solo un conocimiento profundo del cante puede ayudar a los guitarrista a paliar tal situación. Como todo el mundo sabe los mejores guitarristas de acompañamiento son aquellos que son auténticos aficionados al cante flamenco.
Ad libitum. Sinónimo de rubato, del latín ‘a placer’ se refiere a acompañar un cante sin una métrica determinada, libre, a discreción del intérprete. Es otro de los términos de la música clásica que se viene utilizando en el flamenco en las últimos años, y que añaden a su propio vocabulario.
Al golpe. Acción y efecto de acompañar un cante –aunque bien podría ser un baile- haciendo son, marcando con percusión el compás y sin mayores adornos (Ver: Hacer son). // Cante dicho, cante para escuchar, a manifiesto y templado compás. Se habla, por ejemplo, de ‘bulerías al golpe’, que son las bulerías por soleá que se hacían en los tabancos jerezanos sin acompañamiento de guitarra, tan solo al compás de los nudillos o palmas.
Atravesado. En música se dice que va atravesado del intérprete que marca los tiempos fuertes y débiles del compás en lugar improcedente, cambiando unos por otros.
Atropellar/Atropellado. Se dice que ‘va atropellado’ de aquel que realiza su interpretación de forma acelerada y desconcertante, en este caso puede ser el intérprete principal y no el acompañante. El que atropella se precipita musicalmente; según expresión coloquial, ‘se echa encima’ del otro dándole contestaciones armónicas o rítmicas antes de tiempo.
Corte. Cada una de las modificaciones que se realizan sobre los esquemas rítmicos y coreográficos clásicos de las estructuras flamencas; cada una de las paradas que a su conveniencia artística monta un creador.
Cuadrar/Cuadratura. Ejecutar ajustado al ritmo y compás del acompañamiento, conforme a las reglas musicales y literarias; es decir buscando la cuadratura. A veces para “cuadrar” una letra en el compás se hace necesario apoyarse en algún vocablo o verso añadido.
Doblar. Se refiere a tocar las palmas haciendo contratiempos. Un palmero las toca ‘seguidas’, marcando los pulsos del compás, mientras otro las dobla, realizando los contratiempos entre cada uno de los pulsos.
Elasticidad. Se refiere a la cualidad de algunos estilos flamencos a alargar o acortar las partes de un compás. En la seguiriyas, tientos y soleares, y generalmente en los estilos a compás de ejecución lenta, es muy común que cada compás tenga una elasticidad determinada. Esto permite una mayor expresión a los intérpretes, ya que no están sujetos a una ejecución donde cada parte del compás deba tener una duración justa y determinada, sino que es susceptible de alargarse o acortarse en función de la propia ejecución del cante.
Folletearse. Equivocarse, perder el ritmo, la afinación, etc. Perderse, equivocarse en cualquiera de los sentidos posibles, o incluso en todos a la vez, durante una interpretación: olvidarse de la letra, confundir la melodía, escaparse del compás. En el baile es expresión muy utilizada debido principalmente a la facilidad de que un grupo de baile mantenga en conjunto el compás, sobre todo en los zapateos.
Descomponer la figura. Al igual que en términos taurinos respecto al lidiador, en el flamenco la expresión hace referencia al bailaor o bailaora que abandona la colocación correcta adoptando una pose indebida o inadecuada.
Hacer compás. Hacer son. Marcar la medida del compás con palmas, o golpeando una determinada superficie con los nudillos y los dedos o la palma de la mano, o usando cualquiera otra percusión para servirle un acompañamiento base al intérprete principal.
Hacer son. Marcar el compás. Llevar la medida del compás con palmas, o golpeando una determinada superficie con los nudillos y los dedos o la palma de la mano, o usando cualquiera otra percusión, sirviendo de acompañamiento base al intérprete principal.
Hemiolia. En la música barroca se refiere a la relación 3 – 2 que consiste en incluir tres pulsos en el tiempo de dos. En el barroco esta acepción llegó a referirse a la inclusión de compases binarios en el lugar donde iban compases ternarios o viceversa. Ya en la época romántica la hemiolia fue usada, por ejemplo, en el vals vienés, en el sentido de tocar dosillos formados a partir de las tres negras que integran un 3/4. En el flamenco, por extensión, se ha llamado hemiolia a la alternancia de compases de 6/8 y 3/4 presentes en muchos de los principales estilos, como la soleá, alegrías, peteneras, guajiras y seguiriyas). En estilos como las bulerías se practica la hemiolia con mucha frecuencia, así en una sección se puede marcar a tres (ternario) durante varios compases e insertar uno binario en algún momento, hecho que demuestra la ligazón de la métrica flamenca con la práctica musical de la época barroca. Así mismo esto se suele realizar también a la inversa.
Libre. Estilos que se interpretan sin un métrica externa apreciable, aunque con una rítmica concertada entre cantaor y guitarrista. Esta denominación yerra al referirse a estilo de ritmo libre, cuando de lo que está libre es de métrica, de compás, ya que ritmo tienen todas las músicas. De la misma forma se diferencian en Cuba los puntos, el punto libre para diferenciarlo del punto fijo, con métrica de amalgama como en las guajiras. Algunos estilos al hacerse flamencos perdieron el compás y se suelen interpretar con métrica libre, así la petenera mejicana originaria, y algunas flamencas más antiguas, se basa en un compás de amalgama, pero son muchas las peteneras que se interpretan en libres de compás. Al contrario le ocurrió, por ejemplo, al taranto que, después de la versión bailable, adoptó el compás de los tangos y hoy, en la versión cantable, se acentúa ese compás bailable. Lo mismo ocurre con el martinete que, después de la versión de baile que creo Antonio Ruiz, hoy se suelen acompañar con el compás de seguiriya que se adoptó para el baile, aunque en origen era, como todas las tonás, de métrica libre. De todos modos estilos libres como las malagueñas, en algunas versiones echan mano del abandolao para algunas de sus realizaciones, reminiscencia de su pasado bailable.
Llevar el compás. Dícese de la acción de marcar el compás con las palmas a fin de mantener el ritmo apropiado en diferentes momentos de la ejecución. También se suele decir: llevar el son.
Palilleo. Denominación que recibe la técnica de golpear con los nudillos sobre una superficie. Su importancia se basa en mantener la medida y regularidad de los golpes. Es muy común entre los flamencos realizar el palilleo o sonsonete para interpretar un cante sin acompañamiento de guitarra, estilo de cante que podemos considerar de mostrador. Es práctica muy habitual también entre los carnavaleros de Cádiz, muy aficionados a cantar al compás de los nudillos. Es muy común de algunos lugares onubenses que denominan palilleo a la manera típica de marcar el ritmo del fandango de Huelva, haciendo compás sobre una superficie con los nudillos y los dedos.
Palmas abiertas. También llamadas secas, dícese de aquellas que se realizan golpeando las palmas una contra otra con las manos abiertas, para obtener un sonido agudo y brillante, propio del flamenco.
Palmas sordas. Dícese de aquellas que se realizan entrechocando las palmas ahuecando un poco las manos y produciendo en consecuencia un sonido más grave y con menos volumen, de ahí su nombre.
Son. Se llama así al compás propio de cada estilo flamenco, por ejemplo: ‘marcar el son de las bulerías’. También se llama a la sonoridad que caracteriza los diferentes estilos–por ejemplo, el de sus acordes y dibujos básicos de guitarra.
Soniquete. En la últimas décadas se ha extendido mucho el término soniquete que de algún modo define la forma de interpretar el flamenco abordándolo desde el ritmo, supeditando otros parámetros de la música a la correcta realización rítmica.
A partir de la publicación del disco de Paco de Lucía Zyryab, del año 1991, se impulsó el uso de este término, en uno de los números del disco se cantaba ‘Si tú no tienes soniquete ¿pá qué te metes?’, y los jóvenes flamencos lo tomaron al pie de la letra poniendo, como decimos, el ritmo como parámetro principal de esta música.
Esto llevó consigo que se despreciara por poco flamencas aquellas interpretaciones que prestasen una menor atención a lo rítmico para volcarse, por ejemplo, en lo melódico. El caso del Niño de Marchena es paradigmático, ya que se le suele acusar de forma totalmente infundada de no tener compás, lo que ha hecho que se precipite su figura hacia el malditismo.
Por esto la presente época suelo denominarla la dictadura del soniquete debido a que casi todo se rige por la premisa de una inefable forma de interpretar el compás. El paso del tiempo así lo ha querido aunque sin duda volverán otros tiempos en los que lo melódico reinaba entre la afición. Uno de los obstáculos que encontramos con más frecuencia a la hora de comprender la música flamenca es el compás, la métrica sobre la que se realizan los diferentes estilos flamencos.