Como decimos el compás es una de las señas de identidad de la música flamenca, la sugerente manera que los flamencos tienen de medir su música en el tiempo.
Los estilos binarios dividen el tiempo en dos partes, los ternarios en tres. Sin embargo cada una de las partes de ese compás se puede dividir a su vez en dos o tres partes más pequeñas, es lo que se conoce como compases de subdivisión binaria o ternaria. Por ejemplo, el compás de 2/4, en el que caben 2 tiempos, es un compás binario de subdivisión binaria ya que cada parte se divide a su vez en dos.
El de 3/4 es un compás ternario de subdivisión binaria, ya que tiene tres partes divididas cada una en dos.
Y a la inversa del 3/4 existe el compás de 6/8, que se marca en dos tiempos divididos en grupos de tres, por eso se trata de un compás binario de subdivisión ternaria.
Y precisamente de la alternancia de un compás de 6/8 con otro de 3/4 se obtiene una métrica musical de 12 tiempos, con la que se construye la clave rítmica de los más importantes estilos flamencos, la soleá, la seguiriya, las bulerías o las alegrías.
Como vemos, buena parte de la métrica de la música flamenca gira en torno a esas dos especies de compás, el 3/4 y el 6/8. A estos habría que añadir el 2/4, el compás del tango americano que vino a cerrar el círculo de la expresión rítmica del flamenco.